Dirigiéndose por el pasillo, Quinn estaba bastante sorprendido de ver que Jessica no se había alejado demasiado, pero pudo escuchar su corazón acelerado y notó una extraña expresión en su rostro. Avanzando a toda prisa, Quinn fue a su lado y había equipado su armadura de sombra en sus guanteletes.
Jessica fue acercada al pecho de Quinn mientras él rodeaba su hombro con una mano y estaba listo para invocar su aura de sangre.
—¿Quién es... cuántos hay? —preguntó Quinn.
Estando sostenida por Quinn y tan cerca, Jessica sintió calor en sus mejillas. La extraña voz en su cabeza ya la había desconcertado, y ahora esto.
—Espera, Quinn, hay un malentendido; no hay nadie aquí... al menos creo que no hay nadie aquí, —explicó Jessica.
Por si acaso, antes de soltar a Jessica, Quinn intentó sentir si había energías diferentes alrededor. Desafortunadamente, no sintió ninguna energía celestial extraña ni aura roja, sólo partes de Qi que provenían de otros en las inmediaciones.