—Mamá, ¿cómo es que todas las cosas buenas se las llevan Shen Bijun y Yun Wei? ¿De veras vamos a volver deslizándonos a la Capital así nomás? —los ojos de Wen Yuyi estaban rojos de ira, incapaz de hablar.
—Esto está lejos de acabarse. ¿Cuál es la prisa? Yun Zhengyang sabe que estamos apuntando a esas personas ahora, así que definitivamente no podemos hacer otro movimiento —Shen Wanxian la miró con su actitud ansiosa, con una postura gélida.
—¿Entonces qué hacemos ahora? —Wen Yuyi pensó en la figura audaz de Bai Xiaojiu y sintió que su enojo volvía a hervir.
—Por supuesto que usamos la fuerza de otros para nuestra ventaja —Shen Wanxian habló con calma—. Observa y aprende, la próxima vez que algo suceda, no entres a la carrera.
Después de decir eso, bajó la cabeza, sacó su teléfono y marcó el número de Yun Zhengze, —¿Hola, Tercer Hermano? Tengo algo que discutir contigo...