CAPÍTULO 183
~Punto de vista del autor~
La tensión en la mansión era densa, sofocante, como si el mismo aire llevara el peso de una rabia y un miedo no expresados.
Zade colocó a Aira suavemente en el sofá, sus ojos escaneando su cuerpo tembloroso. Tempestad entró casi inmediatamente, sus pasos apresurados y su rostro lleno de preocupación.
—¿Qué le pasó? —exigió Tempestad, su mirada aguda fijándose en Zade.
Zade se enderezó, su mandíbula se tensó al revivir los eventos que se habían desplegado solo momentos antes. —Su compañero pasó.
Tempestad se congeló, su lobo, Verano, gruñendo en los recovecos de su mente. —¿Su qué? —preguntó, su voz teñida de incredulidad, aunque en el fondo ya sabía la respuesta.
Zade cerró sus puños. —Su... —cerró su puño, encontrándolo difícil llamar a otro hombre el compañero de Aira ya que la palabra dejaba un sabor amargo en su boca.
—Kane apareció. Me estaba exigiendo a mí y a Tormenta —interpuso Aira.