—Vamos, come —dijo él—, y finalmente empezaron a devorar la comida que tenían delante. Sin embargo, algunos no pudieron evitar echar un vistazo a la única mujer en la mesa, que casualmente se estaba quitando la máscara para empezar a comer.
Se encontraron con el rostro más delicado que jamás habían visto, la más suave de las pieles, acompañado de los ojos más expresivos.
Se quedaron boquiabiertos. Alguien incluso dejó caer carne de sus palillos.
Pensaron que sería bonita, ¡pero esto... era demasiado bonito!
Leon vio las miradas que recibía su novia y carraspeó, dándole un poco de carne. Ella sonrió y le devolvió el gesto.
Su cursilería sacudió a los hombres atontados y algunos no pudieron evitar lanzar miradas de rencor a Leon por la repentina muestra de afecto en público.
—¿Era eso necesario? —preguntó Naranja, masticando su carne aún más fuerte que de costumbre—. ¿Eso es totalmente un ataque personal, verdad?