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14.58% La ultima guerra / Chapter 7: 1 parte 6

Capítulo 7: 1 parte 6

Las suposiciones que hizo Némesis al creer que está en una realidad alterna fueron confirmadas, aún seguía en la linea del tiempo original, pero aún cree que haya una gran posibilidad de que sí se hayan creado lineas alternas a este tiempo, sería un nuevo problema.

"— El problema de las lineas alternas no será grave, por ahora, pero ahora puede qué esté en un bucle del tiempo."

Y mientras pensaba en eso se ponía una chamarra ya con su ropa causal que usaría el día de hoy, y escuchó sonar el timbre. Abrió la puerta y ve que eran los mismos tipos.

Todo lo transcurrido fue igual y se fueron dejando solo a Némesis en la sala recogiendo los trastes sucios. Bajó Quetzal de su habitación y como era inevitable le contó la poca verdad que tiene que saber.

Duró un tiempo que Quetzal le interrogaba sobre este maletín. Pero se pudo ir cuando Quetzal comenzó a llorar de alegría por saber que él despertaría a la que considera su hermana mayor.

Un rato despues Némesis ya estaba frente del hogar que reside aquí su abuelo y padre, pero la reacción no fue lo esperada. Vió un moño negro colgando en la entrada, dando a entender que alguien falleció aquí.

Entró con las llaves que el mismo hombre le entregó cuando aún se reconstruia sus hogares despues del llamado apocalipsis. Sintió frío por que no había nadie aquí habitando, el polvo en los muebles y en las fotos que colgaban en las paredes se notó rápido.

Pero al caminar hacia el cuarto del viejo, nota que hay floreros que sí tienen flores pero estaban marchitas. Cuando abrió la puerta de la habitación del viejo, sintió tanta, pero tanta tristeza que provenía aquí, o provenía de él.

Sobre la cama reposaba un ramo de flores blancas que nunca se han marchitado, y eso que estaba empolvado todo este lugar. Eso era lo que realmente entristeció a Némesis, pero por dentro contuvo ese dolor.

"— ¿Pero qué te paso viejo? ¿Fue por que en realidad moriste en esta nueva línea del tiempo? Tengo que preguntarle a Quetzal sobre del abuelo..."

Pero al ir a otra habitación que estaba a lado de este también estaba ahí solo una flor, una rosa carmesí. Y eso lo hizo dudar del por qué está una flor ahí sobre en lo que se supone era la cama de Yamil.

"— No le encuentro sentido a todo esto."

Todo se ve nuevo pero era inevitable que se empolvaran las cosas. La razón era de creía el viejo que su nieta iba a despertar pero sabiendo bien quién era Némesis y quienes son en realidad estos gobernadores, no les rezó ni se ha bautizado ante estos pecadores que ni merecen ser reconocidos.

Solo suspiró y cerró la habitación con seguro para irse de aquí caminando lentamente. Al último momento en dejar la casa miró una foto de la cual le trajo tanta nostalgia que su cuerpo comenzó a exigir que liberara una emoción alguna de tristeza.

"— Cómo extraño a la abuela también. Incluso Quetzal estaba más que feliz de estar con ellos incluso Yamil... Pobre, y tuvo que pasar tanta culpa por sus padres."

Le quitó el polvo que tenía sobre la foto y lo dejó ahí en su lugar para despues irse de la casa cerrando con seguro la puerta.

— Uuuuhhh —suspiró y susurró—... Don Cresencio Ojeda... fuiste un gran padre para mí al igual que mi hermanita... Espero estés bien con tu familia luego de que te liberaste de la muerte y de tu sufrimiento en este mundo.

Caminó en dirección hacia su casa con lentitud, recordando aquellos momentos en que la pareja de adultos mayores hizo lo posible para consentir a lo que llamaron sus hijos en este mundo cruel.

Pero no pudo dejar recordar el momento en que murió la abuela a causa de un maldito ladrón que le arrebató la vida con una pistola. Y lo peor es que al momento de recordarlo, se le vino a la cabeza el momento más oscuro que hasta el momento tuvo en esta vida con Yamil siendo la principal protaginista de ese momento agrio.

"— Eso ya pasó... eso ya pasó..."

Mantenía la cabeza agachada, pero alguien lo empujó detras suyo y también lo han empujado por delante. Alzando su mirada ve que son tipos que se dedican solo al robo y no se preocupan de su castigo que recibirían despues de morir o que ellos salgan heridos por alguna razón desconocida.

Uno de ellos habló en un tono de la calle: "— Ya te las sabes carnal —y el otro siguió con la frase —. Danos tu cecular y billetera, pero rapidito mijo."

Parecía gracioso escucharlo, pero al ver que sacó una navaja bien filosa, para una persona común, se pondría nervioso o serio ante la situación, pero en el caso de Némesis, no se inmutó.

Solo escupió su baba y suspiró sacando el aire caliente de su boca que se notó por el frío de la mañana, y dijo: "— Cuida tus bolas pendejo."

No entendió lo que quizo decir, pero se le insinuó peligrosamente que le entregara sus pertenencias sin escuchar la advertencia del chico. Lo pateó en los testiculos dejandolo incapacitado temporalmente, y el otro que estaba detrás se espantó que se alzó al ataque pero Némesis sacó su daga y le quitó la cuchilla afilada y le apuntara su arma en su cuello.

— No te quiero verte aquí cabrón. Tienes una puta familia que mantener, pero me sales con estas mamadas —y le cortó un poco, haciendolo sangrar superficialmente —. Ponte a trabajar pinche chamaco, o te dejaré inválido por el resto de tu vida —y lo deja que se levante y le gritó —. ¡Lárgate puta madre, sino te lanzo esta daga en tu puta cara y haré que todas tus partes se vendan al mercado negro! —lo amenazó de muerte

Sus palabras fueron sinceras y aterradoras, para alguien que hable en un tono civilizado dirá que esto es una obra de una comedia, pero en las calles esto ya es hablar en serio.

El otro que se quedó ahí tirado en el suelo se quedó estupefacto al escuchar la amenaza del chico. Némesis recordó al que le golpeó las bolas en sentido sarcástico y se agachó a su altura sin que su ropa tocara el suelo.

— ¿Tienes familia? —el hombre adolorido asintió ante la pregunta de Némesis, y siguió preguntando — ¿Tienes hijos? —asiente de nuevo — Y por si las dudas, ¿solamente robas? —a lo que también asintió sin mirar a alguna parte, y le respondió haciendolo calmar — Tienes suerte de que aún no esté en mis días, pero te sugiero que trabajes y estudies pinche cabrón. Para eso te dieron la puta cabeza, ¿no? Para que pienses en lo que harás después.

> Sí veo que tú sigues haciendo estas pendejas en frente de mis ojos, reza para que no te vea, o sino cumpliré mi palabra contra ti o a tus seres queridos, ¿me entendiste? —y el hombre comenzó a sollozar asintiendo ante su amenaza, a lo que Némesis concluyó — Te daré un consejo: estudia sobre mercado y haste un puto negocio — y termino irse dejando solo al hombre tirado.

Al llegar a su casa buscó en su refrigerador una cerveza y la abre. Se sentó en su sofa y como si su vida fuera una miseria bebió la bebida alcoholica a la mitad de un solo trago, y suspiró por el sabor reacio de la bebida.

— Ñam, ñam... Ni sé por qué bebo esta chingadera —pero se lo bebió de un solo trago y dejó el envase por debajo de la mesa que estaba en frente suyo.

Miró arriba y se quedó así por un rato, mirando al vacío de la pantalla del televisor plano. Solo escuchaba su respiración y su corazón palpar normalmente. Se sentía tranquilo pero inseguro por que al momento de que ahora mismo metió su mano sobre su ropa, en su hombro, sintió aquel cicatriz que fue hecho por el arma de aquellos quienes ahora o han considerado como uno de los suyos.

— Todo fue real —susurró débilmente.

Era primera hora que entraron siendo las siete, los medicos poco a poco empezaban a recuperar sus fuerzas luego de haber estado recorriendo las largas distancia llegar a este lugar para sanar y salvar vidas en peligro.

Némesis fue a la recepción y llamó a la enfermera que quieren ir a ver a la paciente que dicha está a cinco pisos más arriba.

— Buenos días señorita, somos nosotros de nuevo.

— ¡Oh! —se soprendio la recepcionista — Es extraño verte aquí a estas horas. ¿A ver a tu amiga? —preguntó con honestidad sin ninguna intención a que se le insinua que Yamil sea su pareja intima, y le contesta — Siempre hacemos eso —sonrió encurvando sus labios.

Con eso era sufiente para que fueran a ver a la bella durmiente que está descansando en su habitación. Dicha enfermera que lo recibió lo acompaño no por querer hacer más preguntas, sino que quiere hablar un poco del día a día del chico con su hermana.

Así fue durante el transcurso del camino hasta que por fin habían llegado a la habitación que la enfermera fue el que abrió la puerta, y le informó: "— Por el momento, no ha pasado nada. Volveré a mi área de trabajo."

— Gracias —y entraron el dúo a la habitación.

Ya no se sentía el frío del exterior, el calor los abrazó y se sintieron comodos inmediatamente. Quetzal al ver a Yamil durmiendo, se quedó pensando en ella por todo lo que han hecho los tres para que llegaran hasta este punto.

"— Te vez hermosa hermanita... llevas tanto tiempo aquí desde que te quedaste inconciente luego del apocalipsis...

> Tenía miedo de perderte —y empezó a sollozar —. El abuelo te salvó usando su cuerpo como carnada sobre ti... Creí que te iba a perder, pero Némesis te salvó una vez más —y empezó a carcajear un poco —. Y otra vez más te va a salvar."

> Me quedé callada desde el momento en que me has preguntado por el abuelo —recordó el momento en que le contó la verdad sobre el maletín pero a medias, pero aún aceptando eso le iba a contar todo lo que pasó —. Fue horrible verlo morir por Yamil.

— ... —se quedó escuchando.

— Snif... El abuelo se sacrificó dando su cuerpo. En ese entonces Yamil cayó inconciente cuando de repente aparecieron esos monstruos.

> Estaba contigo en ese día en el supermercado, te acompañe a comprar helado para ellos y vi caer a Yamil inconciente y el abuelo pudo agarrarla en la caida.

> Pero ellos estaban ya un poco más cerca de un portal que aparecieron una especie de dinosaurios que comenzaron a comer todo lo que veían con vida —y comenzó a llorar mucho —. Un monstruo se le acerco y vió al abuelo a lado de Yamil que sin pensarlo el abuelo se puso encima de ella y la abrazó como si su vida dependiera de ello.

> Aún mantengo esos gritos desgarradores que hizo el abuelo. Incluso se me puso piel de gallina hehe...

— ¿Y qué pasó después? —se puso preocupado por ella

— Creo pensar que se te olvido todo hermanito... luego de eso tú me escondiste en una tienda y tu te fuieste corriendo a salvar a Yamil. No sé lo que pasó despues pero te ví entrar en la tienda jalando a Yamil con fuerza manchada de sangre en tus manos.

> Me dijiste que todo estaría bien, y así fue —y miró a Némesis aún lagrimeando —. Te agradezco que hayas salvado a Yamil.

— Fue mi deber hacerlo, y sí eligiera entre tu y Yamil, claramente te salvaría —y la abrazó consolando a la pobre chica que aceptó su acto y se tapó su cara, y Némesis siguió hablando —. No llores Quetzal, todo eso ya quedó en el pasado.

> Ya quedó en el pasado —susurró.

Se miraron los hermanos y Némesis hizo el acto de limpiarle las lágrimas que no paraban de caer. Por un momento a otro Némesis recordó aquella niña que siempre lloraba por que no todo le salía bien como lo piensa.

— ¿Puedes despertarla por mi? —preguntó calmado. Quetzal estaba más que feliz de escuchar que su hermano le daría la oportunidad de hacer esto, a lo que ella dijo — ¿Puedo hacerlo?

— Házlo —sonrió de alegría por preocuparse por él.

Eso era sufiente para que dejara de llorar. Le entregó la poción y Quetzal, un poco tembloroza, le dió de beber dicha poción que no se dejó ninguna gota en el frasco.

Por un momento no había pasado nada, pero de repente todo se volvió mágico. Yamil comenzaba a iluminarse como una estrella, su cuerpo comenzó a cambiar de forma tan peculiar que ella se puso más bella como era antes.

Desde su rostro hasta sus pies pareciendo más a la mujer a la que todos deseamos y queremos algún día. Incluso Quetzal estaba un poco sonrojada al ver que los senos de ella habían crecido a la perfección.

Némesis sonrió por eso pero de inmediato volvió a ponerse serio. Y mientras que ella seguía curandose, Némesis recordó aquel momento en que tuvo que rescatarla de su intento de muerte.

Ella estaba estresada, creía fielmente que no tenía a nadie con quien la apoyara aún cuando tenía a sus abuelos y a Némesis y Quetzal de su lado.

Némesis abrió la puerta de la habitación de Yamil, y la vió que al ultimo momento se ahorcaba con una soga que encontró.

Némesis corrió por un cuchillo y rapidamente fue por ella a cortar aquella soga que intentaba llevarse la vida de su amiga.

Lo cortó y gritó ayuda a sus abuelos que por instinto lo encontraron a Némesis abrazarla a Yamil en el suelo inconsciente.

Y pensó Némesis en la actualidad: "— Tuve que cuidarte todo este tiempo, incluso te seguí a todas partes hasta que descubrí la razón por la cual intentabas hacer eso."

Se sentó a lado de ella y mirandolo calmadamente, solo siguió pensando en ella: "— Pero te sane, incluso me dijiste que formara una familia contigo...

> Puedo hacerte que tu deseo se haga realidad, pero no estaré a tu lado por siempre... incluso estuve pensando en no hacerlo y que te fueras con otro hombre."

Por instinto se llevó su mano hacia su pecho donde está su corazón, lo apretó un poco por no tener una opción en la que pueda salir de su vida maldita e viviera pacíficamente con su familia eternamente.

Y despertó Yamil estirandose su cuerpo bello a la perfección, comenzaba a abrir sus ojos y para su sopresa miró primero a Quetzal que estaba feliz de verla despertar.

— ¿Quetzal? ¿Por qué estás aquí? —preguntó sorprendia de verla grande

Ella tan solo la abrazó y sollozó por verla que ahora estaba bien: "— Te extrañe mucho." Yamil estaba un poco extrañada por eso, pero aceptó su abrazo que también hizo la misma acción.

Su mirada apuntó hacia Némesis y él le dijo: "— ¿Como te sientes?" A lo que contesta: "— Extraña... y bastante ¿bien? —y mira a su alrededor— ¿Donde estamos?

— En un hospital. Quedaste inconciente por dos años enteros."

— ¡…!

La reacción era obvia, sentía mucha ansiedad y desesperación de no haber hecho nada en estos ultimos meses, incluso años. Y recordando que no tienen una buena administración económica, empezó a pensar en muchas suposiciones hacia su familia en la que tuvo que conseguir todo ese dinero para que la mantuvieran con vida.

Y lo primero que se le llegó a la mente, fue a Némesis pidiendo dinero prestado a un banco o a alguien quien no es para nada amigable, y le preguntó: "— ¿Donde conseguiste el dinero para que me mantuvieras en este hospital?"

Quetzal se soltó del abrazo, se sentó bien en la camilla y escuchó la respuesta de Némesis que no es de sorprender para ella: "— Trabajando."

— ... —y solo se le quedó mirando por que no cree en su respuesta.

— En serio, ¿por qué no le crees Yamil? —preguntó Némesis sonriendo en broma por que su amiga no le cree, a lo que ella respondió: "— Porque eres malo mintiendo." Su respuesta fue sincera y obvia de su parte, y él solo gruño enojado por ello.

Yamil entendió rápido que él en realidad sí había trabajado y que no pidió dinero prestado de alguien no amigable. Y como lo conoce muy bien sabe que sus palabras no son para tomarselas en broma o dejarlas de lado.

— ¿Ném? —lo llamo — ¿puedes venir?

Su mirada del chico apuntaba la ventana con calma, pero al escucharla aceptó su petición. Se sentó a lado de ella que se acomodó para que estuviese a su altura.

Y para su sorpresa la abrazó, con su peso se acostaron en la camilla. Némesis estaba extrañado por este comportamiento, solo alguien haría esto por darle gratitud y que la persona agradeciera a su benefactor con algo de valor.

Némesis quizo soltarse del abrazo por incomodidad pero ella no lo suelta y hace que su agarre sea más fuerte. Quetzal que estaba ahí todo el tiempo mirando el rostro de su mejor amiga y vió que comenzaba a sollozar en silencio.

Ambas se miraron y Yamil alzó su mano para que la agarrada. Aceptando su petición también fue jalada hacia ella que también termino siendo abrazada por sus calido calor de su cuerpo.

Se sentía muy segura y calmada, como si de una madre se tratara ella. Solo cerró sus ojos e inconcientemente comenzó a dormir dejando toda esa energía para que se quedara todo el rato abrazando a su hermana mayor.

En parte Némesis solo preguntó un poco preocupado por ella: "— ¿Estas bien?" Al separarse de ella, notó que estaba llorando en silencio que le quizo limpiarle, pero ella se limpió rápido y sonrió al ver a su salvador estando bien.

— ¿Cuanto tiempo ha pasado?

— Dos años —y susurra repitiendo las mismas palabras —... Dos años —recordó lo que le había dicho Quetzal.

Esa parte iba a ser la más dolorosa, y será inevitable que pase por eso. El dolor de perder a alguien es común en la vida. Y preguntó Yamil, diciendo: "— ¿Y mi abuelo? No lo veo aquí —lo dijo inocentemente."

Ese fue la bomba que iba a ser detonada por Némesis, por un lado sabe bien cómo murió pero por otra parte sabe bien cómo murió despues de que volviera en el tiempo.

Solo le contó lo que Quetzal le había dicho antes de que ella se despertara. Cuando seguía hablando, ella poco a poco se ponía triste y adolorida por saber cómo es que su abuelo por ultima vez fue su salvador como lo fue Némesis en su ultimo suspiro de vida.

Falsamente le contó como le ha salvado de aquellos monstruos que se estaban comiendo a su abuelo. Por suerte se lo creyo pero todo lo demás ya fue lo mismo.

Y Némesis concluyó, diciendo: "— Llamaré a los doctores para que te hagan un chequeo. Hoy saldrás del hospital — ya no siguió hablando y dejó a Yamil que aceptara su dolor de perder a su único familiar de sangre que tuvo en esta vida."

Cuando salió Némesis llamó a un doctor que revisara a la paciente que ya había despertado del llamado Coma Mágico y este fue corriendo a la sala para ver a Yamil que estaba acostada, mirando al techo vaciamente.

Al darse cuenta que vino un doctor, solo respondió que estaba bien: "— Ya desperté — y se acomodó para que ella viera a su hermana menor ahí durmiendo plácidamente sobre Yamil."

Némesis estaba dentro de la sala, estando a lado de la puerta que entraban más y más doctores a hacerle unas revisiones a Yamil que les decía estaba bien.

Solo se le quedó mirando por un tiempo, y pensó: "— Poco a poco vas aceptando tu dolor."

Los minutos se volvieron en horas, y ya casi siendo las diez salieron del hospital, ahora con Yamil que los seguirá en donde sea que vayan.

— ¿No quieres que te compre algo de ropa? —preguntó Némesis insistiendo que se cambié de camiseta

No podía seguir estando preocupandose por ella, no pensó que la poción literal volviera hermosa a una persona, y bastante diamativa.

Con ese corpulento cuerpo que tiene Yamil puede hacer que cualquier hombre se arrodille ante ella. Yamil solo negó con la cabeza: "— Así estoy bien. De todos modos me iré a cambiarme en la casa."

Pero Némesis no podía dejar de lado ese pensamiento de estar preocupada por ella. Ya que se parece mucho a un modelo que literal pudiera ser famosa en todo el mundo de un chasquido.

Y como también hay un mundo donde ella sea literal la venta más grande en el mercado negro, no puede dejar de pensar en eso.

Uso su chamarra que no se lo tenía puesto y le tapó su torso para que no se notara el robusto que tiene ella hacia el ojo público: "— No me gusta que alguien te mire —exclamó."

Yamil se miró abajo y entendió lo que quizo decir que se sonroja. Aún recuerda que ella nunca tuvo este tamaño tan sensual pero ahora que volvió a despertar, siente que su cuerpo se volvió algo extraño.

Hizo caso a la exclamación de Némesis y se tapó con la chamarra su torso, pero al recordar que tiene sus senos grandes miró por detras y su trasero estaba más que perfeccionado, como que sí lo hubieran operado de sus gluteos.

No se sentía comoda con este cuerpo, pero al mirar a Némesis que solo está pidiendo un taxi para que los lleve, no tuvo otra opción más que irse así, sin embargo, faltó alguien que sí entendió las intenciones que tiene Yamil siendo Quetzal.

— Sí que tienes cuerpo de modelo —la halagó y con su chamarra envolvió el gluteo de la chica.

Agradeció que Némesis tuviera de su lado a Quetzal que ella nunca se le separó de su lado.

El taxi vino por ellos y los lleva a su destino que sería su hogar estando un poco lejos. Los tres chicos estaban en los asientos de atras, Némesis estaba entre las chicas por la razón de que posiblemente el hombre estuviera mirando a su familia, en especial a Yamil que nunca se ha quitado la chamarra pero tiene un rostro bastante hermosa.

Durante este tiempo que pasaba, Némesis se percataba de que el hombre miraba a Yamil de reojo por el retrovisor. Sus sospechas de que este hombre fuera alguien peligroso se elevaron pero no bajo la guardia.

Ambas chicas miraban por las ventanillas en silencio, hasta que por fin llegaron a su destino siendo la casa de Némesis. Le pagaron al chofer y se fue este con una velocidad lenta que lo hacía más sospechoso. El chico por ningún momento bajo su guardia y quizo hacer una acción para persuadir al chofer que los miraba de reojo.

— Chicas, tenemos que —pero fue tarde, Quetzal abrió la puerta de su casa —... "Espero que ese tipo no sea mi enemigo."

Memorizó su matrícula y entró a su casa que para su sorpresa Yamil lo estaba esperando en la entrada a lado de la puerta, a lo que él pregunta: "— ¿Ya lo superaste? —se refirió a la perdida de su abuelo."

Pensaba que en ese tiempo que estuvieron en el hospital fue suficiente tiempo para que dejara el dolor y siguiera adelante los tres. Y por suerte asintió, sin embargo: "— ¿Puedo vivir con ustedes?"

Entendió que estar sola en esa casa se sentiría insegura y triste por que ahí le recordaba mucho en esos tiempos que se reunían con su abuelo. Aún sentía ese dolor en su corazón, pero la experiencia le fue de mucha ayuda.

— Pero no tengo un lugar en donde puedas dormir comodamente.

— Puedo — Quetzal lo interumpe con un grito desde la cocina —... ¡Yamil, ayúdame a preparar de comer!

Ambos chicos se rieron por ello, pero Némesis se percató de que aquí había mucha química entre ellos, en lo que pensó: "— Era obvio que su comportamiento coqueto hacia mí era evidente — y le dijo —." No tengo otras opciones, tendrás que dormirte en mi cama. Yo me quedó en el sofa mientras busco algo para que duermas bien."

Pero negó con la cabeza, y le abrió su corazón para él: "— Emm... qui-quiero... dormir... contigo —sus palabras fueron sinceras pero algo incomodas."

Némesis inclinó su cabeza de un lado a otro buscando una respuesta clara aún sabiendo como una mujer se comporta con sus indirectas. Pero no quizo vagar y preguntó solo una vez: "— ¿Estás segura de tu desición?"

Ella lo miró fijamente y asintió: "— Si —contestó con claridad —. Quiero dormir contigo."

Fue claro en su respuesta, y gracias a ello Némesis se le acercó y le da palmaditas en su cabeza, haciendola sonrojar: "— No haré nada para incomodarte, solo quiero lo mejor para ti, ¿va?"

Sintió calidez en sus palabras, y asintió con la cabeza: "— Sí... Ném."

— Vale, ahora vamos a ayudar a tu hermanita con la comida por que literal me ruge el estomago.

— Hehe... entonces vamos.


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