El rostro de Miao Yuting ardía, pero el recordatorio de Ling Feng le hizo darse cuenta de que su situación actual era realmente crítica.
—Hermano Feng, ¿moriré aquí? —Con el paso del tiempo, un atisbo de desesperación podía escucharse en la voz de Miao Yuting.
¡En efecto, en tal situación, la ansiedad, la confusión, el miedo y la desesperación eran suficientes para destruir las creencias de una persona! Si no fuera por Ling Feng a su lado, ¡Miao Yuting ya habría perdido toda esperanza de sobrevivir!
Ling Feng también se sentía agitado. Era poco realista contar con un rescate desde el exterior en este punto; Chu Yang ya podría haber enviado gente para sellar las cercanías.
—¡En este punto, solo podemos confiar en nosotros mismos! —Ling Feng le dio una palmada en la mejilla a Miao Yuting y dijo—. Niña, no te duermas ahora, ¡voy a sacarte de aquí!