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—¿Quién es ese amigo? —preguntó Abigail.
—Alejandro Griffin…
Al oír este nombre, la curiosidad de Abigail se apoderó de ella. Su ceño se frunció al mero mencionar su nombre.
Abigail había oído muchas cosas acerca de él y lo había visto una vez en su boda. Sabía que Cristóbal y Alejandro habían sido buenos amigos desde la escuela secundaria, pero no había tenido la oportunidad de conocerlo bien.
Sin embargo, agradecía saber que Alejandro estaba ayudando a Christopher en este difícil momento.
Una pregunta la intrigaba y no pudo resistir preguntar:
—¿Por qué nos dirigimos a Malaca? ¿No podría haber enviado el avión aquí a Kuala Lumpur?
La expresión de Christopher se suavizó al entender su curiosidad. Suspiró y explicó:
—Como mencioné antes, tuvimos que cambiar nuestro plan de manera inesperada. Pero confía en mí, no hay de qué preocuparse. Estaremos a salvo una vez que lleguemos a Malaca.