—Oh —dijo Ning apresuradamente—. Gasté mucho poder divino en la batalla anterior. Necesito descansar.
Mientras hablaba, Ning se apresuró a adentrarse en la cueva. Agitando el brazo, aplanó el suelo y luego se acostó. Usando sus brazos como almohada, inmediatamente cerró los ojos y comenzó a roncar. Parecía tranquilo, pero en su corazón Ning se sentía un poco confundido.
—¿Por qué diablos le pregunté a la hermana aprendiz mayor si ella tenía un compañero Dao o no?
La mente de Ning estaba inquieta. Era una persona inteligente y un practicante Inmortal que había comprendido su propio corazón hacía mucho tiempo. Él entendió rápidamente lo que le pasaba.
—Puede ser que yo… Olvídalo... ¿Cómo se pueden unir dos compañeros Dao de una forma tan casual? ¿Estoy mentalmente preparado? ¡Todavía no! Aún no estoy listo.
Ning volvió a su sueño y suprimió todo lo que sentía en su corazón.