—Ay, querida. Ven aquí. ¡Te he extrañado tanto! —Mariana atrajo a Fil en su abrazo en cuanto esta última le abrió la puerta—. Pensé que nunca te volvería a ver.
—Eso nunca pasaría. —Fil soltó una risita mientras le daba palmaditas en la espalda a Mariana.
—Aww. —Mariana se apartó, sosteniendo el hombro de Fil. Estudió el rostro de Fil, con la mirada recorriéndola de arriba abajo—. ¿Perdiste peso?
—¿Crees que perdí peso?
—No. De hecho, te ves… —Mariana se quedó pensativa buscando las palabras adecuadas—. ... más saludable.
—Estoy haciendo ejercicio. —La comisura de los labios de Fil se estiró mientras soltaba una risita.
—¿En serio?
—Trabajar en el extranjero no es fácil, ¿sabes?
—Trabajar en el extranjero es fácil. Lo difícil es estar lejos de tu familia y amigos.
—Menos mal que he estado trabajando lejos de la casa de mis padres y ya me acostumbré. —Fil le guiñó un ojo juguetonamente—. Y además, no son amigos, es sólo una amiga.