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Como dijo Draven, en cuanto llegó al final del pasillo, vio al elegante elfo Anciano hablando con Erlos.
Los dos elfos ya la esperaban después de percibir los movimientos en el pasillo.
—¡Anciana! Pensé que hoy también me perdería de verla —dijo Ember mientras recuperaba el aliento.
Leeora le ofreció una sonilla. —Querida, relájate. Me encontraste, así que puedes respirar con calma y luego hablar. ¿Nos sentamos allí? —Señaló hacia el conjunto de asientos tallados en piedra un poco alejados del pasillo.
Ember asintió mientras Erlos se excusaba para irse. —Ustedes dos vayan primero. Iré a buscar agua para la Señorita.
Después de que él se fue, las dos se sentaron una al lado de la otra en el sofá de piedra. —Ayer, cuando vine aquí, me alegró oír que fuiste a asistir al festival en Nimer. ¿Qué tal te fue?
—Es una... buena experiencia. —Ember simplemente se rió—. El Clan del Tigre Blanco me invitó a mí y a Su Majestad.
—¿Disfrutaste del festival?