—Oi Issei—
Dolor, un gran dolor de cabeza.
—Oi Issei, ¿qué te sucede? Acaso te amaneciste viendo porno?—
¿Qué? Porno? ¿Quién mierda se quedaría despierto por eso?
—Oh vamos Matsuda, por supuesto que Issei se amanecería por eso.—
Abriendo un poco los ojos, la luz del sol me ciega por unos momentos antes de poder ver dos chicos asiáticos, uno con lentes y otro con la cabeza rapada pero atlético pero eso no es lo que me llamó la atención, al ver a mi alrededor veo a otros jóvenes mirándome con desprecio y asco, sólo que todos estos jóvenes son mujeres en plena flor de su juventud.
—Que mierda miran perras- Gah—
—Idiota, que crees que haces? Acaso quieres que nos maten?!— El chico de gafas me advierte con un siseo mientras da una sonrisa de disculpa a los demás estudiantes femeninas, solo que este recibe a cambio muecas de disgusto.
Salon? Momento, viendo bien mi alrededor veo que realmente estoy en un aula de clase pero no hay ningún profesor-
—Buenos días clase, todos tomen asiento.—
Y fue ahí que un señor cuarentón entró al aula mientras daba orden a la clase pero por el rabillo del ojo noto a dos chicas de cabello castaño haciéndome una seña de "Estás muerto imbécil". Un escalofrío involuntario recorrió mi espalda al verlas enojadas, como si mi cuerpo hubiera sido entrenado a temerlas.
Pero a todo eso, todo me resulta confuso y desconcertante, de forma discreta veo mis manos que son jóvenes y poco después fijo mi mirada en el reflejo de mi rostro en la ventana que estaba al lado del salón que daba a un patio.
Ojos de color avellana, pelo corto castaño peinado con flequillos y unas extenciones que cuelgan paralelamente en mi nuca, pero eso no es todo, su cara, su rostro juvenil…me dan ganas de golpear este estupido rostro que se refleja en la ventana.
Mientras estaba sumido en mis pensamientos y sobre cómo de alguna manera todo me resultaba extraño y surrealista, escucho al profesor cuarentón comenzar a hacer un listado de los alumnos y como los que eran llamados responden pero en eso lo escucho repetir un nombre.
—Porque no responde ese idiota?—
Los murmullos comenzaron a llegar a mi, mientras espero con fastidio que la clase termine para investigar en donde me encuentro y saber quien soy en esta vida.
—Issei- —
Uff, que problemático. No puedo quitarme ese escalofrío cuando ese cuatro ojos me llamó por mi supuesto nombre, de alguna manera la situación se me hacía familiar y ni hablar de esa cara irritante que tengo ahora.
—Hyoudou- —
Aunque ahora que lo pienso, he transmigrado a este cuerpo adolecente pero al parecer en un mundo ambientado en la actualidad, en japón, tch que molesto. Volver a la escuela secundaria no es algo que yo-
—...mi nombre.— En ese momento por fin me doy cuenta de algo vital, mi nombre, mi nombre anterior, no lo recuerdo y con ello el pánico comienza a invadirme al no poder recordar cosas personales de mi pasado como mi nombre, el rostro de mis anteriores padres o conocidos, nada se me viene a la mente, no, más bien como si una espesa neblina obstruyera mis recuerdos personales e íntimos.
—Que mierda- —
—Hyoudou Issei— Un grito furioso resonó en todo el aula.
Con ese grito no pude evitar taparme los oídos por el estridente grito, pero cuando veo dónde provino el ruido veo al profesor rojo como un tomate, las venas abultadas por la ira era una vista aterradora por lo que me estremezco.
El golpeo fuerte la mesa, pude jurar como oí el crujir de su escritorio; y señaló la puerta.
—Hyoudou, fuera de mi clase.— Mientras él gritaba escupía saliva como un perro rabioso.
Pero al escuchar eso no pude evitar alegrarme y agradecer al profesor por esta oportunidad de tomar aire fresco para reflexionar.
—¡Con gusto Sensei!—
Tomando con entusiasmo mis cosas, me retiro con una gran sonrisa mientras tarareaba, inconsciente de cómo mis compañeros de clase se me quedaban observando estupefactos ante mi actitud extrañamente alegre ante cosas que no sean pechos y el rostro del profesor se oscurecía.
—Que bicho le pico a ese pervertido?—
—Sabía que Katase y Murayama le golpeaban muy fuerte la cabeza, pero pensar que le dejarian en ese estado, pobre idiota.—
—Acaso estará fingiendo demencia para poder espiar tranquilamente?—
—Si, seguro es eso.—
Fueron algunos murmullos que pude escuchar antes de salir del salón y adentrarme más en los pasillos de esta escuela misteriosa para mi.
—Hyoudou Issei, eh? Ese nombre me suena, pero de donde?— Tome nota de cuál es mi identidad en esta vida.
Quedé pensando en el nombre que tengo ahora mientras evito pensar en el hecho de que no tengo recuerdos sobre mis padres o mi pasado, pero en eso me percato de que me había adentrado en lo profundo del patio de la escuela, o más bien un bosque porque, mierda, este "patio" es demasiado grande para considerarse como tal.
Sin más, decidí explorar este patio y admirar las vistas que ofrecían, exceptuando ese arbol torcido y feo, pero al ver a mi alrededor me doy cuenta de algo.
—Eh? Me perdi.—
—¡¿Me perdí?! ¡¿Cómo?!—
Aterrado comienzo a corretear por todo a mi alrededor en busca de una salida, lo que antes parecía un hermoso patio/bosque pronto se convirtió en algo aterrador al no encontrar una salida y ver el mismo árbol chueco por quinta vez.
Mientras corría no pude evitar tropezarme y caer de cara contra uno de los tantos árboles del lugar.
—Ugh, mi rostro— Mientras me quejaba pude saborear levemente el hierro en mi boca, alarmado me levante y toque mi nariz, confirmando mis sospechas.
—Mierda— Me estaba sangrando la nariz, posiblemente me torcí y reventó una vena.
No pude evitar enfurruñarme, pateé el árbol y maldije a todo el bosque en general hasta que algo captó mi atención.
Un hermoso cabello escarlata, como si estuviera bañado en sangre.
Parpadee un poco y me concentré en el dueño de hermosa cabellera, fue ahí que entre la espesas hojas de los árboles pude ver en la lejanía un edificio escolar antiguo que parecía estar abandonado, solo que en una de las cornisas del edificio vi a una hermosa y voluptuosa mujer, era a quien pertenecía esa cautivadora cabellera.
Por un momento, juro que por un momento nuestras miradas se cruzaron, y ella me sonrió.
Solo que al parpadear de nuevo, ella desapareció de la cornisa en donde antes estaba.
Quedé aturdido por un momento pero pronto fui sacado de ese estado al oír a alguien llamándome a lo lejos.
Reconocí las voces de quienes me llamaban, ese dúo extraño.
—Probablemente la hora de receso haya comenzado—
Aunque no tenía muchas ganas de interactuar con ellos no podía perder la oportunidad de salir de este escalofriante y molesto bosque, por lo que seguí las voces como guía mientras me tapaba la nariz sangrante.
Pero al dar un solo paso, un zumbido comenzó a invadir mi audición, mi cabeza comenzaba a palpitar, y antes de que me diera cuenta mi mente quedó en blanco.
Lo último que vi fue a los árboles meciéndose, cuando mi visión se oscureció pude oír el crujir de las ramas en armonía, como si se rieran de mí.
—M-Mierda.
…
Unidad.
Separación.
Guerra.
Rojo y Blanco.
Dos criaturas de proporciones descomunales.
Seres alados peleando entre sí.
Gritos de odio hacia alguien sentado en un trono sobre los cielos.
Aquel por Encima de Todos.
Un pilar brillante que ilumina hasta los confines del mundo.
Oscuridad.
Mi cuerpo profanado.
Lugar vacío, atrapado y en soledad.
Utilizado como una "Herramienta Sagrada".
Sin libertad.
El odio crece.
Mi esencia robada.
La ira aumenta.
Hasta que un brillo ilumina la oscuridad.
Una espada en la piedra.
…
—Eh?—
Un agudo dolor de cabeza me dio la bienvenida apenas abro los ojos, no pude evitar gemir por el dolor. Aun así veo mis alrededores, y a diferencia de la otra vez no desperté en un salón de clase sino en una sala blanca.
—Que mierda me paso?—
—Eso es lo que me gustaría saber señor…Hyoudou.—
Inmediatamente mi cuerpo se tensó por un momento pero al ver quien me había hablado era una mujer adulta con bata blanca que sostenía un archivo con posiblemente información de mi yo actual, me calmé al identificarla como una doctora o médico.
Pero inevitablemente vuelvo a observar con más detalle la sala, y efectivamente aparte de que sea una sala blanca con una cortinas que me separa de posiblemente otros pacientes o "espacios libre", el lugar era más simple y nada especializado, algo que una escuela con buenos ingresos puede costearse para una enfermeria escolar; como yo que sé, una de esas cosas que te mide el pulso cardiaco o esos palo que sostienen líquido intravenoso.
Volviendo a la mujer que me hablo, no pude evitar notar que ella es hermosa y atractiva a su modo al igual que las otras jóvenes del salón…aunque seamos sinceros, la actitud hostil de esas perras del salon le restan varios puntos a mi ojos a comparación de la madura doctora de cabello negro ante mi.
—Y bien señor Hyoudou, ¿alguna explicación de su desmayo repentino?—
Ante su pregunta, no pude levantar una ceja.
—Err, disculpe doctora…—
—Himekawa.—
—Doctora Himekawa, usted, ya sabe, no debería saber el motivo? Ya que usted es un profesional en esto.—
Ante su respuesta seca de parte de la doctora, no puede ser un poco sarcástico pero ella solo puso los ojos en blanco y golpeó suavemente mi cabeza con el folder manila que contenía mi información.
—Si supiera no te estaría preguntando genio, no todos los días un mocoso calenturiento se desmaya sin motivo aparente en medio del patio de la escuela. Y ya te revise en busca de una posible causa del desmayo, estas sano como un roble a excepción de esa nariz torcida.—
Ella habló con molestia y antes de que pudiera hablar o protestar, contesto mis preguntas no formuladas, ciertamente la paciencia no es su fuerte, creo que le descontaron 10 puntos en belleza-
—Chop, estabas pensando algo malo sobre mi.—
Gruñi de dolor por el golpe de karate en mi cabeza, y ademas, ¡¿Que mierda?! ¿Cómo supo eso?
Como si leyera mi mente ella sonrió con sorna y dijo altivamente.
—Nunca subestimes los instintos femeninos mocoso…además tu cara lo decía todo.—
Me sobó la cabeza mientras le daba una mirada apestosa a esa, a esa, a esa doctora cualquiera!
—Ay.—
Nuevamente vuelvo a sobarme la cabeza por el dolor.
—Ya entendí, ya entendí.—
—Si lo hiciste, entonces no hagas perder mi tiempo y vuelve a clase mocoso.—
Sin más, me levanto de mala gana de la cómoda cama de la enfermería y procedo a retirarme.
En el camino al salon pasó junto a otras jovencitas y noto recién el uniforme femino de la escuela como algo muy escandaloso a mi parecer, faldas cortas que con un soplo de aire dejaría al descubierto su ropa interior, ni hablar de esos corsés que acentúan los pechos…de algunas estudiantes más dotadas en cierto departamento.
Y como si hablara del diablo.
—Kyaaaaaa!—
Un curioso y para nada extraña rafaga de viento pasó en el pasillo que tiene las ventanas cerradas, levantando las faldas de todas las estudiantes femeninas que pasaban por el lugar.
Pero sabes qué es lo curioso de todo esta situación?
Es que yo, quien no tuvo nada que ver con esa rafaga de viento, se ganó la múltiples miradas de odio y desprecio de las estudiantes, como si mi mera presencia fuera la causa de toda esta mierda.
—Ah! Ustedes tambien vayanse a la mierda—
Fue lo último que dije antes de que un puño cayera sobre mi cara y nuevamente mi conciencia desapareciera.
…
—Y bien Rias, ¿qué opinas de Hyoudou-kun? ¿Es apto para formar parte de la nobleza?—
En una habitación que apenas está iluminada por velas esparcidas por todo el lugar, se encontraban dos hermosas mujeres vestidas con el uniforme femenino de la Academia Kuoh, una de ellas estaba sentada en un escritorio de Caoba realizando algunos trámites mientras bebía una taza de té, su cabello escarlata era exotico e hipnotizante para aquellos que la observan pero eso no era lo único destacable de ella, su cuerpo voluptuoso y pecaminoso que apenas es contenido por el uniforme, vuelven locos a los estudiantes de Kuoh y a todo quien la vea.
Mientras la otra persona es una hermosa mujer de cabello azabache atado con un listón en una cola de caballo, recordando a una Yamato Nadeshiko(Mujer japonesa ideal). Su cuerpo voluptuoso no era inferior a la joven de cabello escarlata pero ciertamente a diferencia de ella, la joven de cabello azabache tenía un cuerpo más desarrollado y maduro que aun con el uniforme puesto, transmite un aura de sensualidad y misterio a todos los que la rodean.
Estas dos hermosas mujeres eran Rias Gremory del Clan demoníaco Gremory, y Akeno Himejima, reina de Rias y mejor amiga de la misma.
Con la pregunta de Akeno, la joven que estaba centrada en los documentos frente a ella le respondió distraídamente.
—No…aun no…mmn, tendre que verificar esto con Sona.— Tarareo mientras un pequeño ceño se formaba antes de desaparecer al ver cierto documento en el que se reportaba como alguien había ingresado Kuoh sin autorización.
Al ver a su mejor amiga metida en el trabajo, ella solo suspiro y se sentó en uno de los sofás que había en la sala mientras preparaba un té para ella.
Y antes de que ella pudiera tomar su té, Rías soltó un suspiro de alivio mientras se estiraba.
—Papeleo terminado.— Ronroneo mientras el sonido de "plop" se escuchaba al estirar sus huesos.
—Akeno?—
La pelirroja se percató recién de la presencia de su amiga, tal era su concentración en acabar el papeleo que pasó desapercibido su existencia.
—Algún reporte o algo así?...o hay más papeleo.—
—Hyoudou—
Su seca respuesta la tomó por sorpresa por un momento antes de llevarse un dedo a la barbilla mientras pensaba en cierto joven de cabellera castaña que vio por la tarde merodeando en los jardines.
A lo que ella solo rio un poco al recordar su pequeño espectáculo.
—Oh si, él. ¿Qué tiene?—
Su alegre humor no fue compartida por Akeno quien se masajeo las sienes al ver a su despistado amigo en este tipo de asuntos.
—¿Es apto para unirse a nosotros?—
Por un momento se quedó en silencio.
—...Tal vez—
Hubo duda en su respuesta, cosa que no agrado a Akeno quien insistió en una respuesta más concisa.
—...Bien, según Koneko, Hyoudou desprende un fuerte aroma dracónico, pero ella solo pudo descubrirlo cuando chocó con él accidentalmente. Aunque esto puede sugerir que posea un poderoso Sacred Gear de tipo dragón, hay un problema.—
Con un suspiro, reveló sus preocupaciones pero su amiga vio que no había dicho todo a lo que solo la miro, instando a seguir, cosa que hizo con un pesado suspiro.
—Hyoudou posee poco o nada de energía mágica en su cuerpo. Es como si sus reservas mágicas fueran las de un ratón agonizante.—
Esto sorprendió a Akane, quien se cubrió la boca antes de reír.
—Ya entiendo tu renuencia Rias pero, no tienes muchas opciones con tu matrimonio a la vuelta de esquina.—
Después de reír Akeno se puso seria y le recordó su situación a su amiga quien no se lo tomó muy bien el recordatorio.
La pelirroja se sentó de bruces en el sofá frente a su amiga y refunfuño antes de arrebatarle el té y tomarlo de un trago.
Hubo un silencio pesado entre ambas pero a pesar del humor amargo no fue incómodo para ninguna de ellas al saber de la buena intención de la otra, antes de que fuera roto por el rugir de tripas de alguien.
Esto tomó de sorpresa a ambas quienes se miraron al pensar que una de ellas fue la causante.
—...Tengo hambre.—
Fue ahí que una tercera persona dio a conocer su presencia.
Tanto Rias como Akeno miraron atónitas a una perezosa niña albina acostada en una de los sofás de la sala. Con una sábana y almohada con estampados de gatitos
—Koneko ¿Como? ¿Cuándo?—
Se hicieron la misma pregunta pero la niña respondió perezosamente.
—...lento…mover…muy lento…*zzz*—
Apenas dijo unas palabras volvió a quedarse dormida para estupefacción de ambas.
…
La luz del atardecer iluminaba la academia Kuoh de la cual varios estudiantes comenzaban a salir de ella, la jornada escolar había concluido y los jóvenes que estaban ya en las puertas de la academia comenzaban su trayecto a sus casas a descansar, otros a las zonas recreativas para divertirse y unos cuantos se juntaban para ir a ciertos lugares.
Pero entre todos estos jóvenes, había uno que llamaba ligeramente la atención pero no en el buen sentido.
Un joven adolecente de cabello castaño con trenzas en la nuca lleno de moretones en la cara, cerca del portón de la academia estaba enfurruñado mientras era acompañado por un dúo de jóvenes, uno con lentes y otro con la cabeza rapada.
El desdén y desprecio de la población femenina de los estudiantes era palpable, cosa que irritaba(como también lo deprimía secretamente) al peli castaño pero a los otros dos al parecer no les importaba o simplemente eran ajenos a ello.
—Maldicion Issei, que afortunado fuiste, de seguro el dios de los pechos te dio la dicha de ver tal espectáculo pero a todo eso, dime, ¿pudiste ver sus pantis?—
—Si, si, pudiste verlos?—
Ambos chicos le preguntaban eufóricos al peli castaño, quien comenzaba a exhalar de forma antinatural, el sonido de huesos crujir se oía pero ellos o no se dieron cuenta o simplemente lo ignoraron a favor de insistir en su pregunta.
—...no.— Rechino los dientes antes de pisar fuerte.
Una breve respuesta, es lo único que dijo antes de acelerar el paso para alejarse de ellos, desafortunadamente no funcionó al verlos acercarse aún más al joven Issei.
—Vamos, vamos Issei, no seas tímido, dinos.—
—Somos tus mejores amigos, y entre nosotros no hay secretos, así que tranqui, dinos, ¿los viste? de color vistes? ¿Algunas llevaban tanga?—
El de cabeza rapada, Matsuda acercó a Issei mientras lo tomaba de un hombro mientras que por el otro, el de lentes, Motohama respectivamente, ajustó su lentes mientras estos extrañamente emitían un brillo escalofriante para Issei mientras le hacia preguntas que podría llevarlos a varios problemas con la ley.
—No, no vi nada, punto.—
Intentó negar con la intención de salvar las apariencias, aunque en primer lugar, la reputación de Hyoudou Issei ya estaba por los suelos al ser conocido como "La BESTIA pervertida de Kuoh". Cosa que era desconocida por el momento por el mismo.
—Tsk. Porque esos degenerados no se mueren.—
—Ugh el trío pervertido, porque la escuela no los expulsa.—
Susurros y cuchicheos de las estudiantes femeninas que aún estaban presentes cerca del portón, hablaban pestes o cosas repulsivas sobre el trío de jóvenes pero fallando en la discreción de sus palabras.
—¡Mueranse de una vez par de degenerados!.—
O tal vez si lo hacían intencionalmente.
La mirada de Issei poco a poco se iba oscureciendo al escuchar insultos, quejas o burlas de las estudiantes, esto siguió junto a las insistentes preguntas pervertidas de Motohama y Matsuda. Hasta que ya no pudo más y con fuerte y fulminante golpe, dejó KO a ambos chicos.
Hubo silencio ante la repentina acción de Issei.
Quien con un bufido se alejó del lugar, las jóvenes estudiantes que bloquean el paso, inconscientemente se hicieron a un lado al recibir una mirada fea del peli castaño.
Con las manos en sus bolsillos, Issei se alejó de la academia como si fuera un delincuente estudiantil.
Las estudiantes femeninas que presenciaron lo sucedido se quedaron consternadas al ver el repentino y abrupto cambio de actitud de Issei. Algunas sospechaban que era algún tipo de truco para que ellas bajaran la guardia y él pudiera aprovecharse y abalanzarse sobre ellas.
Pero de lo que algunas de ellas no se dieron cuenta fue que unas pocas estudiantes, comenzaban a respirar con dificultad al ver la nueva actitud de Issei como un "chico malo".
—O-Oye Murayama, e-estas bien?— Una estudiante de cabello castaño claro y cuerpo esbelto le preguntó preocupada a su amiga quien se veía muy agitada, está era Katasa, compañera de clase de Hyoudou Issei.
—Yo, yo…no lo sé. Mi corazón late muy rápido, se siente raro.— Apenas podía hablar sin dejar de respirar profundamente, su rostro estaba completamente rojo y sus ojos vidriosos. Era Murayama, una chica de cabello castaño un poco más oscuro y de cuerpo más desarrollado, también compañera de clase de Hyoudou Issei y quién en primer lugar fue la le amenazó de muerte en clase.
Este caso no fue el único, ni será el último. Aunque sí será raro que suceda.
…
—Tsk, porque mierda tengo a esos idiotas como amigos.—
En un gran puente que cruzaba un hermoso río bañado por el atardecer, se encontraba pasando por ahí Issei quien nuevamente se encontraba molesto por tener a unos pervertidos como únicos y mejores amigos.
Aunque tener una nueva vida era algo de lo que Issei agradece profundamente por quien quiera que sea quien le otorga esta oportunidad de vivir, no podía evitar quejarse por ocupar la aparente vida de un chico super calenturiento y pervertido.
Sus recuerdos de su pasado eran borrosos o casi nulos pero los de este cuerpo, eran claros y nítidos, como si en primer lugar fueran suyos, cosa que lo incomodaba un poco.
Pero mientras se encontraba sumido en sus pensamientos algo llamó su atención.
Una hermosa chica de cabellera oscura como la noche. Su corazón se detuvo al presenciar una belleza casi sobrenatural en ella, por lo que no pudo evitar que su rostro se pusiera rojo.
Parecía ser una estudiante de una escuela diferente a la suya al ver cuán diferente era su uniforme con lo se supone que es el de la academia Kuoh.
Un uniforme de marinero azul oscuro de mangas largas con un listón rojo, una falda por debajo de las rodillas, y unas medias negras cortas. Su cabello onix se encontraba amarrado en una cola de caballo.
Aunque había algo destacable en esta aparente educada estudiante.
Estaba fumando un porro(cigarrillo).
Como si notara su mirada ella lo miró molesta.
—Que miras.—
A lo que Issei se puso nerviosa.
—Eh? Y-Yo, YO solo estaba de paso, como una persona común.— Inmediatamente comenzó a regañarse a su mismo en su mente por decir tremenda estupidez.
Se puso firme y comenzó a dar grandes pasos, intentando alejarse y no molestar a la belleza de cabello onix.
—Una persona común no caminaría así, ¿no crees?—
Se burló ella con una pequeña sonrisa mientras levantaba una ceja al ver el acto de Issei. Pero el peli castaño se quedó rígido y se quedó mirándola incómodamente antes de ser incapaz de seguir mirándola a los ojos y ver otra cosa que no sea ella.
"Que mierda me pasa?! Porque carajos estoy nervioso ante ella?!" En su mente el joven se preguntaba con ansias, incapaz de dar una respuesta ante su extraño comportamiento.
Era un enamoramiento?
Acaso Issei tuvo su primer flechazo apenas empezar en su nueva segunda vida?
O simplemente son las hormonas descontroladas de un adolescente promiscuo que nunca interactúo verdaderamente con una mujer que no sea su madre.
Ante esto, ella no pudo evitar reír un poco ante la vergüenza del peli castaño.
—Ah, está bien, no muerdo chico.—
Con gesto despectivo intentó aliviar los nervios de Issei quien le dio una sonrisa forzada, claramente el joven quería largarse al ser incapaz de seguir estando en presencia de tremenda belleza.
Su impulso de huir era su inseguridad hablando, aunque curioso en parte a como actúo como un completo patán con otras chicas en la academia.
¿Qué tenía exactamente la chica del puente para que el actuará de esa manera?
—S-Sí claro, después de todo no eres un perro no?—
Intentó bromear para aliviar algo de su estrés, pero su pequeña broma no fue bien recibida por la joven quien entrecerró los ojos peligrosamente.
—Oh? Si que tienes pelotas para llamarme perro, eh idiota?—
Ella escupió el cigarrillo al suelo y lo pisó con fuerza.
—NO ERA MI INTENCIÓN.—
Inmediatamente Issei se disculpo al hacer un dogeza tan rápido como una bala, para sorpresa de la chica.
Esto dejo por un momento, un silencio incómodo entre ellos.
—Ugh, eres un rarito. Y aqui pense yo que eres un chico algo lindo.—
Murmuró disgustada la joven para sí misma pero Issei la escuchó e inmediatamente se levantó y tomó sus manos.
—¿LO DICES EN SERIO?! DE VERDAD SOY LINDO A TUS OJOS, BELLA DAMA? ES TU CORAZÓN SIENDO SINCERO ANTE MI INDIGNA PERSONA PARA DECIR TALES ELOGIOS SALIDOS DE TUS HERMOSO LABIOS.—
Apasionadamente Issei dijo sin pensar en los más mínimo la invasión a su espacio personal y sin pudor alguno ante lo que dijo, a pesar de que cualquiera se pondría rojo de vergüenza por siquiera pensar en decir lo que dijo.
Los ojos del joven peli castaño estaban llenos de euforia al oír como una chica linda lo llamaba lindo, como si nunca en su vida le hubieran dicho eso.
Aunque ciertamente en toda la corta existencia de Hyoudou Issei, una chica de su edad nunca le dijo eso mas bien, ellas solo lo repudiaban y con respecto a su otra vida.
Pareciese que aún sin recordar nada de ello, tuviera la sensación que igualmente le pasó algo similar a excepción lo del repudio de la población femenina.
Volviendo con Issei, él pudo observar como la sorpresa invadió el rostro de la joven cosa que comenzó a socavar su inicial entusiasmo.
Pero sorprendente ella rió de buena gana, dicha risa para Issei sonó como dulces campanadas y sonrió estúpidamente.
Después de reír, la joven se secó una lágrima antes de dar una leve sonrisa, dando una hermosa vista a Issei.
—Dime "Romeo", cuál es tu nombre?—
Sacado de su mundo, él respondió con algo de timidez, contrastando con su anterior actitud apasionante.
—Issei, Hyoudou Issei, y puedo saber su nombre bella dama.—
Al principio respondió con algo de nerviosismo pero a último segundo agarró confianza y volvió con su anterior actitud al ver cómo le gusto.
Una simple y llana sonrisa floreció en la joven estudiante de cabello onix al ser nuevamente elogiada, y con el atardecer del sol detrás de ella, creó una hermosa imagen para los soñadores ojos de Issei.
—Mi nombre es, Amano Yuuma, un gusto Hyoudou Issei.—