Capitulo 5
A la mañana siguiente Heinrich se despierta por el alboroto que hay en su escuela.
- Despierta hermano, mira ya esta listo tu uniforme y tu desayuno te espera –
- ¿Qué hora es? –
- Son las seis diez, pero mi tía nos llevara, está lloviendo mucho –
- Odio estos días –
- No digas eso a mí me gustan –
- ¿Qué?, ¿Tu?, para mañana amanéceseras con fiebre, estoy casi seguro –
- Malo –
Muy a su pesar se levanto y tomo una ducha, mientras su compañera terminaba de recoger la habitación, al salir su pecho desnudo provoco un grito de susto.
- ¿Qué paso? –
- Perdón hermano solo me sorprendí, te esperare en el comedor –
- Como quieras –
Toda la vida se había cambiado con ella en la recamara unca había tenido esa reacción, al ver la puerta de su recamara los recuerdos de la noche anterior, le llegaron rápidamente, asta el grito lo sintió como un gemido, tenia que dejar de pensar en esas cosas tal vez estaba llorando y el mal interpreto, eso fue se repetía constantemente para apartas esos pensamientos.
Su madre lo esperaba abajo al parecer iba a salir, estaba muy arreglada para solo ir a dejarlos.
- ¿Saldras madre? –
- Si hijo, tengo que enviar unos papeles a la presidencia y hacer una cotización para la remodelación de la casa que saldrá en venta, tengo que ir a la constructora, la verdad no creo que pueda llegar temprano, llegare pasada la hora de la cena –
- No te preocupas madre, nosotros estamos bien –
- Me tranquiliza cuida de Leila, el clima lluvioso no es bueno para ella –
- Si madre –
- Tomen su desayuno rápido que el tiempo apremia –
Al llegar a la escuela una enorme lona de "se suspenden las clases" los recibía, esto puso furiosa a Estefania que llavaba prisa.
- Dios mio que falta de tacto para estas personas –
- Madre si quieres –
- ¡No!, ni lo digas quieres que Leila se ponga mala, tendré que regresar rápidamente –
Cuando porfin llegan ala casa la lluvia no daba insignias de que se fuera a detener.
- Si esta lluvia sigue así, tengo preocupación de que en la noche el camino no sea bueno –
- Madre cuídate por favor –
- Tía, tenga cuidado, tengo miedo de que algo le pase –
- Tranquilos la camioneta no me fallara, entren que se me hace tarde, Leila no olvides tomar un baño –
- No lo olvidare –
Entran los dos a la casa empapados
- Maldita sea tendré que hacer de nuevo mi trabajo –
- Esta fría la lluvia –
- Mamá dijo que tomaras un baño, ire por tu pijama, ¿algo mas que necesites? –
- No nada mas –
- Entra a bañarte, no tardo –
cuando vio el cuarto de Leila, los recuerdos volvieron a regresar los soyoso que se escuchaban y aquel gemido tan seductor.
Al regresar Leila estaba tomando el baño en la tina y se había quedado recostada, el agua era tibia y abrazaba sus entumidos huesos muy bien.
- Leila, ¿ya estas ya terminaste? –
- Dame un minuto –
Toda su vida había convivido con ella por que en ese momento era condenadamente tan sexy en esa toalla de baño
- Deje tu ropa en tu cuarto, tengo mucho frio tomare una ducha larga, me duelen los huesos –
- Si hermano yo tengo mucho sueño –
- Es el clima siempre te hace muy perezosa –
- Si creo que si –
Se acostó en la cama y las sabanas estaban frías eso provocó escalofríos en su cuerpo, rápidamente se cambió y se metió a la cama, minutos después se quedo dormida.
Después de una hora Heinrich salió del baño y se fue caminando para su cuarto al pasar escucho unos quejidos que provenían del cuarto de Leila, eran diferentes mas largos y mas aletargados se quedo inmóvil en la puerta pero los ruidos no sesaban. No pudo contenerse mas y llamo a la puerta.
- Leila. ¿Estas bien? –
Los sonidos sesaron, pero no hubo respuesta
- Voy a entrar –
- No hermano espera –
- ¿Qué tengo que esperar? –
- Estoy, solo espera ¿por favor –
Unos segundos después
- Pasa –
Sin perder tiempo abrió rápidamente la pueta, ahí estaba Laila tumbada en l a cama con la cara roja
- Acaso tienes fiebre –
- Si un poco, pero nada que un sueño no calme –
- Bien, me cambio y regreso para dormir –
- Si está bien –
Al salir no cerro la puerta y Leila corrió al baño cuando salió Heinrich ya estaba tumbado en la cama
- Te estoy esperando donde fuiste –
- Al baño –
- Mmm, acuéstate tengo sueño –
- Si hermano –
Leila fue la primera en despertar la cama ya pesaba, bajo a la sala y prendió la televisión para ver las noticias, a pesar de la lluvia alguien tocaba a la puerta, al abrir era Jenny la cual venia acompañada de Gerald.
- Hola Leila, ¿se encuentra Heinrich? –
- Esta dormido –
- Mmm, eso es malo, quiero verlo –
- Si quieres puedes esperar a que se despierte –
- No vine sola –
- ¡Oh!, si gustas puedes decirle a tu acompañante que te entre –
- ¿Estas, segura? –
- No veo problema –
- Ok, deja llamarlo –
La cara de aquel chico hizo que su cuerpo se tensara, quería correr, su cuerpo no respondió.
- Tranquila, todo está bien –
Le tomo de la mano para que no pudiera correr, no pudo manejar el estrés y perdió el conocimiento.
- Por todos los cielos Gerald que le hiciste a esta chica, corre ayúdame a levantarla –
- Pues solo jugué con ella –
- ¡Eres un estúpido!, acomódala en el sillón –
- Mira que linda se ve así parece un ángel –
- Me parece patética eso si te lo puedo decir –
- Loca –
Tras unos minutos su conciencia empezó a regresar
- Leila ¿estas, bien? –
- Si, disculpa, ese chico me da mucho miedo –
- ¡Oh!, pequeña vine a pedirte disculpas, estaba fuera de mí, ¿puedes entenderlo? –
- Heinrich ¿Dónde, esta? -
- Dormido no ha bajado aun –
Poco a poco trato de incorporarse hasta que lo logro.
- Quieren tomar algo, que descortesía la mía, -
- Tranquila pequeña, estamos bien y tu como estas –
- Aun me sigues dando miedo, no quiero acercarme mucho a ti –
- ¡Wahoo!, que sincera, está bien solo vine a pedir disculpas –
- Bueno, bueno a todo esto, cual es la habitación de Heinrich –
- ¿No se si el quiera que entres? es muy especial y parecía que no estaba de humor –
- Eso no importa, cuando me vea cambiara de humor –
- Calma fiera, no estas siendo invitada –
- No importa subiré –
Leila giro a verle de reojo.
- Te lo dejo a tu criterio, tengo abre comere algo –
- Que preparas –
- Algo para los invitados –
- Me siento alagado –
- Me alegra que te sientas así solo asegúrate de no estar muy cerca tu presencia aun me causa desconfianza –
- Claro lo que digas no pasare de la barra –
- Estoy bien con eso –
Leila recorrio el pasillo y una de las habitaciones estaba entre abierta, ahí en la cama estaba recostado como un adonis, se recostó en la cama para apreciarlo, no paso mucho rato para quedarse dormida.
En la cocina Leila preparaba pasta con camarones y tocino.
- Este olor es espectacular –
- Casi termino, puedes pasarme de la alacena un par de copas, por lo que veo tu amiga encontró la recamara de Heinrich –
- Esa mujer es el demonio –
- Mas que el demonio se me asemeja que es una chica de poca moral y desvergonzada –
- Si claro esa impresión da, pero solo es una chica solitaria que necesita amor –
- Mmm, entiendo eso debe de ser –
Mientras seguían con su plática, coloco los platos en la mesa y saco una botella de vino.
- Me gusta el vino con la pasta, espero que no llegue a ofenderte y parezca pretenciosa –
- Para nada, también se degustar un buen vino –
- Bien, comamos creo que ellos no bajaran –
- ¿puedo preguntarte algo? –
- ¡Claro! –
- ¿Qué relación tienes con ese chico? –
- Nos hemos criado mucho, lo considero como mi hermano –
- Entiendo, me pregunte ya que reacciono muy violento la última vez –
- Si te entiendo el es muy protector conmigo soy frágil de salud y nuestras madres viajan a menudo, muchas veces estaba enferma y tiene que cuidarme –
- Eso a de ser incómodo para ti –
- Si, es como si fuera un estorbo para el y el trata de ser fuerte yo sé que el sufre, eso me pone triste –
- Pobre pequeña –
- ¿Puedo hacer una pregunta? –
- Claro pequeña –
- ¿Por qué actuaste así en la fiesta?, sabes me hiciste sufrir mucho –
- El alcohol que había ingerido me hizo perder mi juicio, tengo ese problema, pero no sabes lo arrepentido que estoy mis amigos me dijeron que me comporte horrorosamente, pero esto me hizo reaccionar, regresare a la escuela y reivindicar mi camino para no volver a cometer este tipo de comportamiento, puedes creerme –
- No veo porque tendrías que mentirme, te deseo suerte –
- Alguna vez te han dicho que tienes una forma diferente de percibir el mundo –
- Si, Heinrich me dice que eso es lo que me hace especial –
- Y los doctores que dicen, no te molestes –
- Mi madre trato de llevarme a terapia, pero Heinrich lo impidió, dice que no lo ocupo y que eso solo me traerá más estrés así que no voy –
El tiempo corrió y en la habitación un somnoliento Heinrich despertaba de su siesta, gritos se escucharon en el cuarto de arriba al parecer ya había cobrado conciencia
- ¡Qué demonios haces aquí Jenny –
- Leila me dejo entrar –
- ¿Qué estupidez dices? –
- Así como lo oyes, Ella me dejo entrar –
- ¡Sal de mi recamara inmediatamente! –
- Esta bien te espero abajo –
- ¿Dónde está Leila? –
- Con Gerald en la sala –
- ¿Quién demonios es Gerald? –
- Un amigo –
De un jalón la quito de su camino y corrió escaleras abajo, la escena fue de lo mas impactante hasta un paso dio atrás, Leila su Leila estaba platicando muy amena en desayunador con un tipo que días a atrás estaba gritando por su vida.
- Leila ven aquí –
- Hermano despertaste –
- Explícame ¿qué pasa aquí? –
- Tu amiga vino a visitarte y trajo a su amigo, decidido subir a tu cuarto, yo tenía hambre, invite a su amigo a comer –
- Quiero que se larguen de aquí –
- Hermano hice comida para cuatro y nosotros todavía no terminamos, baja a comer conmigo ya es tarde y debes tener hambre –
- ¡Estas, loca! ¿Ese no fue el estúpido que te hizo llorar en la fiesta? –
- Vino aquí a pedir disculpas y las acepte, aunque todavía no tengo la confianza es nuestro invitado –
- Es una estupidez, ¡lárguense! ¡Ven acá Leila! –
Se levanto de la mesa y lo alcanzo, de un jalón le tomo la mano y la puso en su regazo.
- Es la ultima vez que se los pido ¡Váyanse! –
- Hermano ya están aquí además estas comportándote como un inconsciente, quédense por favor ahora son mis invitados –
- Que coman y que se larguen, entiendes –
- Como digas –
Sin decir palabra alguna Gerald no quiso poner el desorden, en verdad tenia muchas ganas de golpearlo eso habría hecho molestar a Jenny, tubo que tranquilizar su temperamento.
Sin mucha platica tomaron la comida, Jenny tenía una sonrisa al parecer era la única que disfrutaba el momento.
Al terminar se despidieron en la puerta Heinrich no soltaba la mano de Leila.
- Espero que hayan disfrutado la comida –
- Si Leila fue un placer ser tu invitada, espero que esto se repita –
- No creo que lo vuelva a repetir, no eres mucho de mi agrado, solo quise ser una buena anfitriona –
- Te entiendo no tenemos amistad alguna, pero espero que lleguemos a conocernos mejor –
- Las circunstancias serán las que decidan, que tengas una buena tarde, tengo que limpiar la cocina, que estés bien Gerald –
- Si pequeña, gracias por tomar mis disculpas y la comida estuvo deliciosa –
Con un gesto de desdén Heinrich jalo a Leila y esta dio dos pasos a tras –
- Adiós Jenny –
- Gracias por todo, nos vemos en la escuela –
Sin pronunciar palabra cerro las puertas, los dos se quedaron parados a dentro se escuchaban gritos
- Espero estés contenta Leila, hacerte este show, espero hayas pasado una tarde amena –
- Solo lo hice por educación, si tanto te molesta las visitas habla con esa mujer y dile que no venga, lavare los platos –
Sin decir nada más camino, lo dejo echando chispas, refunfuñando se tumbó en el sillón y prendió la televisión.
Afuera la lluvia no cesaba y Estefanía aun no regresaba a casa
- Es tarde y mi tía aun no llega –
- Creo que no llegara la lluvia no la dejara –
- Espero que no a mi tía le desagradan las sabanas de los hoteles –
- Tendrá que saberlo sobre llevar –
- Tienes razón –
- Dime, ¿quieres hacer algo?, estoy aburrido –
- Sabes que me encanta la música puedes bailar conmigo –
- Bien decide las piezas –
- Si hermano –
El repertorio era muy conocido por los dos, disfrutaban mucho el Danubio azul, espíritu de Viena, voces de primavera, el lago de los cisnes, etc.
Mientras la música sonaba de eco algo llego a su mente, algo que en ese instante había llamado su atención, no lo había perturbado hasta ese momento.
La imagen de Laila ofreciendo una copa extra de vino, su sonrisa había sido tan sincera, tan complaciente que puso sus nervios de punta, repentinamente dejo de bailar y se sentó.
- Pasa algo hermano –
- Nada, solo no tengo ganas de seguir bailando –
- Bien, entiendo –
Tranquilamente se colocó a su lado tomo el libro que estaba en la mesita y se quedó leyendo en silencio, esto no ayudo para nada a tranquilizarse se levanto tomo un poco de agua y regreso al sillón al parecer estaba demasiado perturbado
- Hermano, si quieres decirme algo, tenla confianza y dímelo no tienes por qué estar nervioso –
- Dije que no tenía nada –
- Si tú lo dices te creo –
Miro de reojo de verdad estaba tan molesto que ni siquiera podía poner palabras en su boca, no se permitía perder la cordura frente a ella, debía ser su apoyo siempre, tenía que protegerla, porque sentía "esto", si el no la amaba porque sentía celos, era estúpido e irracional.
No podía ser, se lo repetía insaciablemente, entonces que había sido lo de la otra noche, al escucharla en su habitación tenia que preguntar, pero ella podría sentirme intimidada y perder la confianza, no podía tendría que ser muy cuidadoso o perdería su confianza.
Se levanto violentamente y camino a las escaleras
- Tomare una ducha me siento un poco mareado –
- Es porque dormiste mucho –
- No se, pero quiero refrescarme y recostarme en mi recamara –
- Si esta bien, yo me quedare leyendo un poco más -
Siguió su camino y entro al baño, tomo una ducha fría necesitaba despejar su mente tomo una ducha larga cuando salió en la cómoda encontró un té de valeriana en la cama su pijama, el aire acondicionado prendido a la temperatura que le agradaba puso su música favorita la cual lo relajaba y unas galletas de jengibre que siempre que tomaba el té le gustaba mordisquear.
Como no podría amar a esta niña, siempre había sido cuidadosa en lo que le gustaba estaba, se preocupaba por él y nunca le reprochaba nada siempre estaba dispuesta a complacerlo y jamás se quejaba de sus malos tratos o cambios de humor.
Se sintió que su cabeza daba vueltas tomo el té, se cambió y se dispuso a relajarse con la música.
La tormenta arrecio y los truenos siempre habían importunado el sueño de Heinrich, despertó en su cama estaba solo el a si que fue a buscarla en su recamara entro y no la encontró, salió y camino escaleras abajo en el sillón son sus lentes de lectura estaba ahí dormida recostada en su mano en el descanso. La tele estaba encendida se acercó caminando muy despacio para no despertarla.
Le quito los lentes y los puso aun lado, la cargo y con el movimiento abrió los ojos y le abrazo el cuello sus labios estaban cerca de su oreja y le susurro muy lentamente
- Hermano, ¿me amas? –
- Claro que si –
- No me vas a dejar por otra mujer –
- Claro que no, siempre estaremos juntos –
- Lo prometes –
- Si, te lo prometo –
Cerro los ojos, le dio un beso en el cuello, acurruca su cara y cerro los ojos
- Quieres dormir en mi cuarto o en el tuyo –
- En mi cuarto –
- Yo quiero que duermas conmigo esta lloviendo y las noches así no me gustan –
- Bien entonces dormiré contigo –
Heinrich le dio un beso en la frente y camino a su cuarto, la acostó en su cama y se quedo dormida, con un deseo ansioso la abrazo a su pecho y se quedaron profundamente dormidos.
En la mañana Estefanía los encontró abrazados durmiendo, era tan hermosa la escena que les tomo una foto, la verdad al paso de los años había hecho una enorme cantidad de ellas, cada vez que había una oportunidad no dudaba en tomar una nueva, tenía un álbum escondido en su cuarto nadie sabía de ellas.
- Levántense niños, ya es tarde y el desayuno los espera –
- Madre, regresaste –
- Si apenas puede salir en la madrugada, el clima esta terrible, quiero que me acompañen a la ciudad, la lluvia aquí no parara así que he decidido que saldremos de viaje lo que resta de la semana, tengo trabajo que hacer aya y no quiero dejarlos muchos días solos –
- Bien prepararemos maletas –
- No lleven mucho, mi objetivo principal es que salgan de compras a si que con una muda de ropa es mejor –
- Sabía que no sería relajado –
Al escuchar ciudad y compras Leila se levantó de la cama como una flecha
- Si me gusta la idea, necesito ropa –
- Lo se querida, lose, apresúrense los espero abajo –
Mágicamente Leila recobro esa alegría que en días no veía, salió del cuarto cantando y se metió al baño.
Estaban tomando el desayudo cuando de repente tocaron a la puerta.
- Yo voy tía –
Al abrir la puerta Jenny y Gerald estaban a fuera
- Que agradable sorpresa, que podemos hacer por ustedes –
- Recibimos un comunicado que se suspendían las clases y pensamos en venir a verlos –
- Que lastimas saldremos de viaje –
Una voz ronca se escuchó.
- ¿Quién es Leila? –
- Tu amiga Jenny y Gerald –
- ¿Qué necesitan? –
- Que grosero eres hijo, Leila querida hazlos pasar –
- Pasen estamos desayunando –
Caminaron a la cocina y encontraron a Heinrich con una cara de fastidio
- Querida, quienes son tus amigos –
- Jenny y Gerald tía, compañeros de la escuela –
- Que alto muchacho siéntense ¿ya desayunaron? –
- Madre si andan en la calle ya deberían de haberlo hecho –
- Gerald gustas desayunar mi tía hizo wafles dulces –
- ¡Si claro!, me gustaría probarlos –
- Que educado, permíteme servirles –
- No tía, yo lo are –
- ¡Oh! En serio, bien –
Heinrich ya no sabia si estar enojado por la excesiva amabilidad de Leila o la cara de bobo que tenia Gerald cuando la veía
- Saldrás de viaje Heinrich –
- Si, mi madre tiene asuntos en la ciudad y la acompañaremos –
- Si, iremos de compras, amo comprar a demás necesito ropa urgente mente –
La risilla de su tía y Gerald, casi le hace perder los estribos a Heinrich.
- En serio entonces podría hacer una petición –
- Claro Jenny puedes –
- Podrías traerme unos postrecillos de la calle diez de la cafetería Delike, amo sus pasteles –
- Si por supuesto –
La Estefanía se levanto en señar de salir corriendo
- Si en verdad tienes muchas ganas de ir porque no nos acompañan –
- No me gustaría dar molestias Señora –
- Que bueno que eres consciente de eso Jenny –
- Heinrich cuida tus palabras jovencito –
- Denme el teléfono de sus padres yo los llamare y con suerte accederán –
- ¡Claro! –
Después de unos minutos Estefanía regreso con una cara de satisfacción
- Si les dieron permiso eso es excelente, no lo creen –
- Muchas gracias, en verdad no queremos ser entrometidos –
- Para nada se que Leila estará feliz de ir y comprar cosas con una chica –
Sin decir nada Heinrich y Leila subieron a sus recamaras para preparar sus cosas
- Iremos a preparar nosotros la maleta, donde nos veremos –
- No querida como crees, yo pagare por todos los viajes, no sabes lo feliz que estoy que mi hijo quiera tener de amistad a alguien mas que Leila, a veces la compadezco el es muy malhumorado y arrastra a la pobre de Leila con él, teníamos planeado comparar a sí que ustedes también ya están incluidos en el paquete –
- No señora eso no podemos hacerlo –
- Soy una mujer que se ofende fácil mente, no querrán hacerlo verdad –
- Claro que no –
- Bien –
Momentos después bajaron con una maleta de mano los dos, Leila llevaba un sombre de ala ancha
- Soy un poco sensible a la luz del sol, así que lo ocupo –
- Te vez muy linda pareces una muñeca de porcelana –
- Gracias, eres amable –
- Va monos que llegaremos tarde –
Los cinco salieron de la casa y subieron a la camioneta.
- Hijo creo que no puedo manejar estoy cansada quiero dormir podrías tu manejar –
- Si madre, descansa –
- Tía, en la parte de atrás está disponible el espacio para que te recuestes, hay una maleta aun lado con una almohada y una cobija para que este, cómoda –
- Gracias, cariño siempre tan precavida –
- Jenny quieres ir adelante con Heinrich –
- Claro, ¿pero, estas segura? –
- Si claro –
Todo el camino Gerald y Leila conversaron amigablemente y Jenny traba de hacer platica con Heinrich lo cual era muy difícil, trataba de hacerlo sin perder el buen humor de que saldría de viaje con ellos.
Después de cuatro grandes horas de camino llegaron por fin al departamento que tenían en la ciudad, Estefanía seguía dormida, así que Heinrich la llevo en sus brazos, Leila busco en la bolsa las llaves, al entrar la señora de limpieza aún estaba ahí, rápida mente Heinrich comenzó a hablar con la mujer
- ¿Quedo algún pendiente? –
- Solo hacer la despensa, necesita que la haga –
- No esta bien puede irse venga mañana después de las dos de la tarde, le enviare un mensaje cuando hayamos salido, tenemos dos invitados extra agradecería que antes de irse verifica el cuarto de huéspedes.
- Esta limpio, señorito la Señorita Leila me envió un mensaje que traerían hospedes –
- Bien, cierre la puerta al salir y gracias –
- Si, con permiso –
La mujer salió del departamento sin pronunciar alguna palabra mas tomo su bolso y se fue.
- Dejare a mamá en su recamara, acompaña Leila a su habitación y prepárense, saldremos a cenar –
- Si hermano, por acá esta su cuarto –
Caminaron al comedor
- Este cuarto es de Heinrich y este es el mío, este es el baño y estos de aquí son los cuartos de huéspedes, escojan cual quieren tomar y dejen sus mochilas y corramos mi hermano no se pone de buen humor cuando tiene hambre –
Se dio media vuelta y dejo sus maletas en los cuartos correspondientes y camino a la entrada
- Hermano, sigue dormida mi tía –
- Despertó, dice que tiene sueño, que si le da hambre salda a comer algo que salgamos a cenar –
- Bien ya estamos todos así que salgamos –