El meteoro caía a toda velocidad, y finalmente desapareció rápidamente detrás del horizonte. Los tres Dragones lo miraron anonadados. Ell no pudo evitar fruncir el ceño.
¿Podría ser esta realmente la ubicación de la Fuente del Arcoíris? ¿Sería tan precisa la profecía que dejó atrás el Dios Dragón antes de su muerte?
Ell sospechaba por naturaleza. Se sentía un poco incómodo, no obstante, los otros dos Dragones no lo creían así. Consideraban las reliquias del Dios Dragón como tesoros supremos. Con la aparición del meteoro, lo más probable es que la Fuente del Arcoíris hubiera aparecido.
Inmediatamente se aprovecharon de la distracción de Ell para salir volando hacia el valle. Al ver su alocada carrera, el Dragón Rojo se mofó interiormente antes de seguirlos, sin prisa.
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