La caravana avanzaba en la oscuridad. Subiendo las pendientes de montañas heladas y navegando por la complicada red de viejas y olvidadas carreteras de hormigón, viajaban hacia el norte con la desesperada esperanza de sobrevivir a la calamidad de la Cadena de Pesadillas.
Un día después de la batalla en el lago congelado, la caravana llegó a una estación meteorológica abandonada e hizo campamento. Los vehículos militares se dispusieron en círculo, con torretas mirando hacia afuera. La comida fue cocinada y distribuida a los refugiados, y gente cansada se acomodó en los edificios medio derrumbados para dormir y descansar.