—¿Qué fue exactamente lo que sucedió? —murmuró esa pregunta en voz baja y se dio cuenta de que no podía recordar lo que había hecho los últimos días. Miró a su alrededor, soñador, asustado y confundido.
—¿Quién eres? ¿Dónde estamos?
—Este es tu baño. ¿No lo reconoces? Soy un detective privado a cargo de protegerte —miró al adolescente que no había descubierto la situación a su alrededor y se rio en respuesta.
—Mi casa… Un detective para protegerme... ¿Qué fue exactamente lo que sucedió…? —miró a su alrededor con asombro y murmuró para sí mismo. De repente, se detuvo; su ya pálida cara se llenó de un miedo inocultable.
—¡Ta-tal vez realmente hay fantasmas en este mundo! ¡Realmente hay fantasmas!
Su voz estaba inestable, pero pudo escuchar dos sentimientos completamente diferentes de su voz, el miedo y la emoción, y esos estaban perfectamente representados por el color de sus emociones.