«10.000 libras...»
Audrey parpadeó mientras apelaba a un ligero cambio en su expresión para expresar su sorpresa.
Sin necesidad de que ella expresara ninguna pregunta, el Conde Hall notó su desconcierto. Se rio entre dientes y dijo: —Este es un hombre perspicaz. Sus ideas me inspiraron y resonaron con mi persona. Además, no podemos ignorar la miseria que objetivamente existe solo porque no la podemos resolver del todo en el corto plazo.
Audrey entendió vagamente las palabras de su padre, pero sintió que no lo comprendió por completo. Asintió levemente y sacó su chequera de su bolso que hacía juego con su vestido, tras lo cual anotó el valor de "1.000 libras".