Ya ella se había decidido por llevar a cabo su plan de escape. Una vez que lograra salir de aquí, ella tomaría un taxi, se quedaría en la casa de Tan Bengbeng por unos días y se acostaría hasta que éste incidente de la hemorragia nasal se olvidara...
*¡Din Don!*
La puerta del ascensor se abrió y Nian Xiaomu entró cabizbaja.
Justo cuando estaba a punto de presionar el botón para cerrar la puerta, escuchó un fuerte grito desde afuera.
Fue tan fervoroso que se asustó.
Antes de que pudiera ver lo que estaba sucediendo, la puerta del ascensor se había cerrado.
Levantando la cabeza, ella divisó una silueta en la pared reflectante del ascensor. Un poco alarmada, Nian Xiaomu echó un segundo vistazo y se encontró con aquella figura bastante familiar...
Luego, recordó que todos se habían emocionado con vítores una vez que se abrieron las puertas del ascensor. Después de que las puertas se cerraron, todo volvió a quedar en silencio.