Yu Yuehan había estado distraído debido a la preocupación que sentía por Nian Xiaomu y Zheng Yan. Le habían cortado la mano y también sufrió algunos golpes en su cuerpo.
¡Nian Xiaomu sintió el dolor con sólo ver como era golpeado por la gruesa punta de un bate de béisbol!
A pesar de que el dolor lo estaba sintiendo él…
¡El corazón de ella dolía terriblemente a causa de eso!
—Zheng Yan, ¿le tienes miedo a la muerte? —Nian Xiaomu preguntó de golpe.
Zheng Yan la vio y respondió: —¡No, yo no!
—Entonces no voy a andar con rodeos. Mira hacia allá. Hay un bate de béisbol. Cuando abra la puerta del carro en un minuto, tú… —Nian Xiaomu se inclinó hacia Zheng Yan y le dio las instrucciones suavemente.
Luego de asegurarse de que ella estuviera bien con eso, subió los seguros del carro a la cuenta de tres.
En el instante en el que la puerta del carro se abrió, Zheng Yan saltó como un conejo.
—Una de las mujeres huyó. ¡Rápido, persíguela!