Cada vez que lo veía, lo haría con un sentimiento distante...
Shangxin se apartó de sus recuerdos y le rascó la palma. Ella dijo suavemente: —Yo no traje nada de ropa para cambiarme, ¿cómo me voy a quedar?
—…
Tang Yuansi miró la mano traviesa que lo estaba rascando. Ella le rascó la mano, pero en cambio, él sintió que ella le rascaba el corazón.
Tragó saliva y observó la única cartera que ella llevaba.
Su equipaje lo debe haber agarrado su agente.
Resultaba un poco problemático si ella se iba a quedar.
Shangxin pensó que Tang Yuansi la iba enviar de regreso o le iba a pedir al mayordomo que le preparara una ropa nueva para ella. Por el contrario, él dijo: —Está bien, puedes ponerte la mía.
Shangxin estaba atónita.
Antes de que ella pudiera reaccionar, Tang Yuansi la llevó hasta el armario y lo abrió.