—No aprecio su tono —Terran pensó hacia Alessio con agitación.
Terran siempre había sido fácilmente irritable, no era sorpresa que ya quisiera la cabeza del hechicero.
—Necesitamos su pericia, mantén la calma —Alessio pensó de vuelta a su lobo antes de volver su atención hacia el hechicero.
—Un hechicero renegado —Alessio le recordó a Karan, su expresión serena ocultando su descontento.
Al igual que había lobos renegados, había brujas y hechiceros que habían sido exiliados de sus clanes y Karan era uno de esos.
—Y aun así el único a quien consideraste apropiado para pedirle un favor —Karan respondió, haciendo énfasis en la palabra favor.
—¿Por qué? Puedes derrocar la dinastía de tu padre pero ¿no tienes la confianza para comandar a los guardias cuervo de tu padre? —Karan se burló.
—Los guardias cuervo son mercenarios, comprados por el oro más alto. Esto requiere completa discreción, no se puede evitar —Alessio respondió mientras se acercaba a Karan.