En el momento en que Neveah entró en los aposentos del Rey Jian, sintió la presencia del Rey Dragón pero era escasa, distante, superada por la de otro.
El Rey Jian no estaba a la vista en su estudio, debía de estar en otra parte de sus aposentos o en otro lugar, pero a Neveah no le importaba.
Sus ojos se fijaron en esos remolinos de un negro profundo cuando Xenon levantó la mirada hacia ella desde donde estaba sentado en el escritorio del Rey Jian.
Neveah fue tomada por sorpresa al encontrarlo allí y ya era demasiado tarde para regresar ya que él también se había percatado de su llegada y ahora la miraba fijamente.
Por un momento, Neveah simplemente miró en silencio y Xenon le devolvió la mirada. ¿Qué más podían hacer sino mirarse? No había palabras que decir.
Todo lo que debía haberse dicho e incluso cosas que no debieron haberse dicho ya se habían dicho la noche antes de que todo se viniera abajo.