El Rey Jian se sentó en su escritorio, su mano se movía sobre un pergamino que estaba abierto, escribiendo una palabra con grandes letras.
Su mirada estaba fruncida en concentración y había un fantasma de una sonrisa en sus labios, del tipo que era tan raro encontrar en el Rey Dragón.
En este momento, la disposición del Rey Jian era diferente de lo que solía ser, el frío escalofriante que exudaba se había reducido notablemente y su expresión no era tan fría como siempre.
—Mi Señor, si tanto placer te produce, no es un crimen sonreír libremente —Rodrick le dijo al Rey Jian, sus labios temblaban visiblemente.
—Estás coqueteando con la muerte —El Rey Jian murmuró en respuesta sin levantar la mirada.
—Hablé fuera de turno —Rodrick dijo en un tono apologetico, aunque la mirada divertida en sus ojos aún estaba intacta.
Finalmente el Rey Jian puso su pluma abajo después de un momento y levantó el pergamino, echando un vistazo a las letras que había escrito.