Capítulo 10: Bienvenido a casa

"OKAY, eso es todo. Ya puedes irte" —dijo la Doctora Han después de revisar el último informe médico de Luo Yan. Luego se volvió hacia el Presidente Luo, que estaba de pie al lado. "Presidente Luo, por favor asegúrese de que el joven maestro tome su medicina a tiempo. También asegúrese de que siga la dieta proporcionada y no permita que olvide hacer ejercicio regularmente de acuerdo a su régimen de terapia física. Por último, no le deje hacer ninguna actividad extrema".

Luo Wei Tian asintió en señal de acuerdo. Miró hacia abajo a su segundo hijo. Las mejillas de Xiao Yan ya no estaban hundidas y ahora tenían un poco de carne, lo que hacía que la gente quisiera pellizcarlas. Su piel ya no estaba pálida como la muerte y ahora tenía un brillo saludable. Esto hacía que su belleza resaltara aún más. Hacía que la gente no pudiera evitar tener ganas de mimarlo. Esto era especialmente cierto para Luo Wei Tian. Ya que Xiao Yan se parecía tanto a su difunta esposa.

—Xiao Yan, ¿escuchaste lo que dijo la doctora? —preguntó.

—Sí. Tomaré mi medicina a tiempo. Comeré y haré ejercicio adecuadamente —dijo Luo Yan como un niño obediente.

Luo Wei Tian le dio una palmadita suave en la cabeza a Luo Yan. "Bien".

—Felicidades, joven maestro. Gracias a tu esfuerzo, ahora puedes ir a casa.

Luo Yan sonrió brillantemente a la Doctora Han. "Gracias, doctora".

Así es, Luo Yan finalmente podría dejar el hospital hoy. Habían pasado tres meses desde que despertó de su coma. La estación ya había cambiado, la Primavera ahora era Verano. Pasó la mayor parte de esos tres meses en terapia física. Mientras hacía terapia, también tenía que tener cuidado con su dieta. Y ahora, cualquiera podía ver el resultado de su arduo trabajo.

Ya no parecía un niño enfermizo que pudiera morir en cualquier minuto. Su peso finalmente volvió a la normalidad. Bueno, al menos normal para su altura de 150 cm. Aún quería llorar al pensar qué tan bajo era. Pero al menos ya no parecía que sería fácilmente llevado por una simple brisa. Simplemente continuó consolándose a sí mismo que pronto tendría su estirón. Solo miren a su hermano menor, tiene solo 16 años y ya mide 180 cm. Luo Yan era optimista de que él también alcanzaría esa altura. Solo necesitaba seguir bebiendo mucha leche.

Pero lo que más le alegraba era que ahora podía caminar. Ya no necesitaba sentarse en una silla de ruedas solo para ir de un área a otra. Pero correr todavía era un no para él. Si alguna vez lo intentaba, definitivamente, definitivamente tropezaría. Necesitaba seguir ejercitando sus piernas para poder correr normalmente. Lo cual no le importaba. Lo importante ahora era que podía caminar.

—¿Estás listo, Xiao Yan? —preguntó su padre.

—Sí, papá —respondió y se levantó.

Luo Yan miró curiosamente por la ventana del carro. Nunca había estado en la Ciudad S antes. Creció en una zona rural y luego se mudó a la Ciudad B cuando fue aceptado en la Universidad T. Pero mirando afuera, no había mucha diferencia. Los rascacielos y peatones ocupados en las calles, y, por supuesto, el tráfico interminable. Ya no curioso, simplemente se recostó en el asiento del carro.

—Papá, ¿están el hermano y Ah Jin en la escuela? —de repente se le ocurrió preguntar.

Luo Yan sabía que su hermano mayor estaba ocupado con su graduación. Si lo recordaba correctamente, sería la próxima semana. Lo cual lo hacía muy feliz ya que significaba que podría asistir. Luo Jin, por otro lado, ya había comenzado sus vacaciones de verano. Entonces se preguntaba por qué no había ido con su padre.

—Te están esperando en casa —respondió simplemente su padre. —¿Estás emocionado de volver a casa?

—Sí, estoy ansioso por ver mi habitación —nunca realmente había tenido su propia habitación, así que eso es algo que lo emocionaba.

—Mantuvimos tu habitación como antes. Pero si alguna vez quieres cambiar algo, eres libre de hacerlo.

—Bien —respondió Luo Yan felizmente.

Pronto, el coche en el que viajaban salió de la carretera concurrida. Después de eso, su viaje fue sin problemas. Ingresaron a un terreno bastante aislado. Algo que no habría pensado posible en una ciudad tan grande como esta. Viajaron por un camino que conducía a un bosque bastante denso. Al final de ese camino había una puerta negra.

La puerta se abrió y el coche entró. Cuando se detuvo, el conductor salió primero y abrió la puerta trasera. Luo Wei Tian salió primero. Luego le tendió la mano a Luo Yan y lo ayudó a salir del coche.

En el momento en que Luo Yan vio la casa frente a él, casi perdió el aliento. Era una hermosa mansión blanca de dos pisos. Había enredaderas y plantas verdes en sus paredes. Alrededor había un hermoso jardín de rosas con rosas gordas de diferentes colores. Era como si estuviera mirando una casa sacada de un libro de cuentos de hadas.

—¿Te gusta? Tu madre fue quien la diseñó y paisajó los alrededores —dijo Luo Wei Tian cuando vio la expresión asombrada en el rostro de su hijo.

Luo Yan giró su cabeza hacia su padre, con sus ojos de flor de melocotón brillando. —Sí, madre era muy talentosa.

Y lo decía sinceramente. Solo recordar a la bella dama en los fragmentos de la memoria del dueño original siempre lo llenaba de calidez y, a veces, de tristeza. Porque ella ya no estaba con ellos.

Luo Wei Tian sonrió. —Entremos.

Cuando su padre abrió la puerta y Luo Yan entró, confetis de colores de repente llovieron desde arriba sobre su cabeza.

—¡Bienvenido a casa, Joven Maestro! —lo saludaron ruidosamente un grupo de sirvientes alineados frente a él.

Luego los sirvientes se separaron y sus dos hermanos caminaron por el medio. Luo Ren sostenía una pancarta con un 'bienvenido a casa' escrito en un tipo de caligrafía. Y Luo Jin, bueno, Luo Jin llevaba un gran peluche. Un oso marrón grande del tamaño de un hombre adulto.

—Bienvenido a casa, Yan Yan —saludó Luo Ren con una sonrisa gentil en su rostro.

—Deberías estar agradecido por mi regalo de bienvenida para ti —dijo Luo Jin en su tono usualmente molesto.

Luo Yan observó todo esto, luego bajó la mirada para ocultar las diferentes emociones que se gestaban en sus ojos. Nunca había tenido un hogar. Y sabía que esto realmente no era para él sino para 'Luo Yan'. Debería estar triste pero no lo estaba. Porque, para bien o para mal, ahora él era ese 'Luo Yan'.

Cuando se enteró de que había despertado en un cuerpo diferente, nunca pensó realmente en retribuirle nada al dueño original. Pero ahora, realmente quería atesorar a las personas que le dieron calidez genuina por primera vez en su vida. Así que ahora, en este momento, haría una promesa al dueño original. Esta familia que el dueño original le dio, la atesoraría con todo su corazón.

Se acercó a sus dos hermanos y los abrazó. —Estoy en casa.

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