—¿Relacionado con sangre? —repitió la bruja.
—Sí —respondió Oriana—. Busco su ayuda para romper la maldición de sangre que aflige a los miembros de la familia real...
—¡Jajaja!
La risa de la bruja resonó a través de la cámara.
—Así que, este era tu plan desde el principio, ¿eh? —La voz de la bruja resonaba en la oscuridad.
Oriana permaneció serena e imperturbable, como si todo se desenvolviera precisamente como ella preveía.
—¿Me crees una tonta, joven bruja?
—¿Esperas elogios por plantear una pregunta tan obvia? —Oriana rió entre dientes—. Ciertamente, te considero una tonta. En presencia de alguien tan inteligente como yo, todos parecen meros tontos.
—¿Te consideras astuta? —preguntó la bruja—. ¿Crees que liberaría a la familia real de la maldición de sangre, exponiéndome a la posible retribución del Príncipe?