Cuando Fu Jiu arqueó las cejas, ella todavía tenía esa sonrisa en el rostro, la cual hacía que fuera imposible adivinar en qué pensaba. Sin importar qué, ella todavía seguía siendo extremadamente apuesta.
De hecho, esa era la primera vez también que Qin Mo conocía a alguien como ese "joven hombre".
Se veía engañoso y hacía cosas sin importarle las reglas y normas. Desde la perspectiva psicológica, el perfil más difícil de crear era el de esta clase de persona.
Por lo tanto, lo más seguro era mantener a un flagelo como ese a su lado.
—¿Cuál quieres escuchar primero?
Fu Jiu miró las diez novelas que tenía en la mano. Le estaba costando decidir cuál elegir.
Qin Mo por fin recuperó los sentidos y dijo en voz baja y agradable:
—Lee tu favorito.
La gente decía que la personalidad de uno podía determinarse por la elección de libros.