Director Wang rodaba por el suelo, su cabeza daba vueltas durante un buen rato antes de recobrar el sentido.
Su ya de por sí plumpa y corrupta cara estaba ahora hinchada como una cabeza de cerdo.
Mientras temblaban sus carrillos, maldijo a los guardias de seguridad junto a él —¿Qué diablos están mirando? ¡Golpeen a este mocoso hasta matarlo por mí!
A lo largo de los años, siempre había sido a quien los padres adulaban.
Contadas veces, vio a los padres saludarlo con sonrisas, casi arrastrándose a sus pies.
Él, el llamado Emperador de la Escuela Secundaria N.º 8, nunca había sido sometido a tal trato.
Cinco o seis guardias de seguridad se acercaron con porras en mano —en el momento en que Director Wang dio la orden, no se atrevieron a flojear.
—¡Jódete, te atreves a golpear a nuestro director? —El jefe de seguridad maldijo enojado, liderando la carga con su porra apuntada a la cabeza de Long Fei.