Capítulo 77: La Llanura Infinita
Finalmente, después de lo que parecían días interminables de batalla, Ian y su ejército emergieron del denso bosque. Ante sus ojos, se extendía una vasta llanura que parecía no tener fin. El horizonte se perdía en una bruma lejana, y la extensión de tierra abierta ofrecía un cambio abrumador comparado con la espesa selva de la que acababan de salir.
El viento soplaba suavemente sobre la hierba alta, creando ondulaciones que se extendían como un mar verde interminable. El cielo, despejado y azul, se abría sobre ellos como una promesa de nuevas aventuras y desafíos. Arriba, en lo alto, se distinguían algunas figuras volando; criaturas desconocidas que vigilaban desde la distancia, pero no bajaban a interrumpir su paso.
Esto... es mucho más de lo que esperaba murmuró Ian, asombrado por la inmensidad de la llanura.
Sus soldados y almas se mantuvieron en formación, listos para cualquier eventualidad, aunque el ambiente era pacífico por el momento. El lobo y el mono, siempre atentos, mantenían su posición a su lado, mientras las dos aves y las avispas seguían explorando desde el aire, vigilando cualquier señal de peligro.
No bajemos la guardia ordenó Ian, sabiendo que la calma a menudo precedía a la tormenta.
Los chamanes y los guerreros pájaro se mantenían alerta, sus cuerpos espectrales flotando ligeramente por encima del suelo, mientras el gigante de roca seguía siendo la sólida defensa que lideraba el grupo. Era una sensación extraña, estar fuera del bosque después de tantas luchas, pero Ian sabía que este era solo el comienzo de un nuevo capítulo en su viaje.
A pesar de la belleza de la llanura, Ian no podía sacudirse la sensación de que algo los estaba observando desde las alturas. Las figuras en el cielo continuaban su curso, volando en patrones extraños, pero siempre manteniendo la distancia.
¿Qué son esas criaturas? se preguntó Ian en voz baja, observando cómo sus sombras se movían lentamente por el cielo.
No había tiempo para detenerse ni investigar. Sabía que debía continuar, así que, con una última mirada al bosque que dejaban atrás, Ian y su ejército marcharon hacia la vasta llanura, preparados para cualquier cosa que pudiera estar esperándolos en ese mundo nuevo e incierto.
Ian, tras reflexionar un momento, decidió que era mejor moverse con discreción. Lentamente, guardó a la mayor parte de su ejército, dejando únicamente a Tarek, el alma del ave líder y la avispa reina para su protección. Se subió al lomo del ave líder, junto con Tarek, y comenzó su viaje a través de la vasta llanura. Durante días, volaron en línea recta, atravesando el interminable paisaje bajo el cielo despejado, el viento soplando suavemente a su alrededor.
Tras días de vuelo, algo rompió la monotonía de la llanura. En la distancia, Ian divisó una escena que lo sorprendió. A lo lejos, un grupo heterogéneo estaba luchando contra un enjambre de monstruos. Entre ellos, pudo distinguir a un hombre lagarto, un humano, un elfo y un enano. A pesar de sus diferencias, el grupo parecía bien coordinado, luchando con habilidad y destreza contra las criaturas que los rodeaban.
Sin querer llamar la atención, Ian ordenó al ave líder descender silenciosamente a una distancia prudente, lo suficiente para observar sin ser visto. Una vez en el suelo, decidió tomar precauciones adicionales. Hizo que Tarek se fusionara con su sombra, un movimiento que le garantizaba que nadie notaría su presencia.
Desde su escondite, Ian observó cómo el equipo terminaba de exterminar a los monstruos. La batalla fue rápida y eficiente. Sin embargo, tan pronto como el último monstruo cayó, los aventureros se volvieron alertas, sus sentidos entrenados detectando algo fuera de lo común.
Ian, acercándose un poco más al grupo, levantó las manos en señal de paz. Observó sus miradas desconfiadas y recordó que no comprendía su idioma. Abrió rápidamente el sistema en su mente y, sin dudarlo, compró el paquete de idioma correspondiente. Al instante, las palabras comenzaron a tener sentido en sus oídos.
Disculpen dijo Ian, probando el nuevo conocimiento adquirido, ¿podrían indicarme cómo salir de este lugar?
El humano del grupo lo miró con sospecha, sus ojos entrecerrados. El elfo, que aún no había bajado su arco, fue el primero en hablar.
¿Cómo es que hablas nuestro idioma? preguntó con voz cortante.
Lo aprendí de un viejo libro que encontré en el camino respondió, manteniendo su tono tranquilo. He estado viajando por estos territorios durante meses y me encontré con algunas inscripciones que logré descifrar. Supongo que eso me ayudó a aprender el idioma.
Ian sonrió suavemente, sabiendo que tenía que ser cuidadoso con su respuesta. No podía decirles la verdad sobre el sistema.
El enano soltó una carcajada, aunque aún lo miraba con desconfianza.
¿Así que un libro te enseñó a hablar? Curiosa historia, forastero. Pero dime, ¿qué haces aquí?
Ian tomó aire y decidió mezclar la verdad con detalles que pudieran sonar más creíbles.
Caí aquí por accidente dijo, señalando hacia atrás, hacia el bosque del que había salido. Un portal apareció de repente y me arrastró a este lugar, pero tan pronto como crucé, desapareció. He estado viajando desde entonces, intentando encontrar una salida. He enfrentado peligros más veces de las que puedo contar. Casi pierdo la vida en varias ocasiones.
El grupo intercambió miradas, aún algo cautelosos, pero parecía que las palabras de Ian resonaban en ellos. La mención del portal y los peligros que había enfrentado les hizo considerar que tal vez, después de todo, no era una amenaza inmediata.
Llevo meses vagando sin rumbo continuó Ian, su tono genuino, y solo busco una forma de regresar a mi hogar. No deseo causarles problemas. Si pudieran ayudarme a encontrar la salida, les estaría eternamente agradecido.
El hombre lagarto, quien había permanecido en silencio hasta ahora, lo miró fijamente con sus ojos reptilianos antes de hablar.
Si tu historia es cierta, no eres el único que ha caído en este lugar a través de portales extraños. Muchos otros han pasado por lo mismo. Pero ¿por qué deberíamos confiar en ti?
Ian dio un paso atrás, mostrando vulnerabilidad.
No tienen por qué confiar en mí de inmediato dijo con sinceridad. Pero les aseguro que no tengo malas intenciones. Solo busco una salida y la posibilidad de sobrevivir un día más en este lugar. Si puedo ayudarles de alguna manera, lo haré. Después de todo, es lo mínimo que puedo hacer por haber interrumpido su lucha.
El equipo permaneció en silencio unos momentos más, procesando sus palabras. Aunque aún no confiaban completamente en él, algo en la manera en que Ian se expresaba les hizo bajar un poco la guardia.
Ian, tras notar que habían bajado un poco la guardia, decidió aprovechar el momento para obtener más información.
¿Podrían indicarme si hay alguna ciudad o pueblo cercano? preguntó con cautela, sin querer parecer demasiado insistente.
El elfo, aún observándolo con una mezcla de desconfianza y curiosidad, fue quien respondió.
Hay un pueblo de tamaño medio no muy lejos de aquí. Si sigues en esa dirección señaló hacia el horizonte, deberías llegar en un par de días. Pregunta allí lo que necesites saber. Es un lugar neutral, así que no deberías tener problemas... siempre y cuando no los causes.
Ian asintió, agradecido por la información.
Gracias. De verdad lo aprecio.
El grupo intercambió miradas de nuevo antes de empezar a alejarse con cautela. Aunque no lo atacaron ni lo consideraron una amenaza inmediata, se movían con cuidado, sin darle la espalda por completo. Claramente, aún no confiaban del todo en él, pero al menos le habían proporcionado una dirección para seguir.
Mientras los veía alejarse, Ian suspiró y miró hacia el horizonte. Sabía que su viaje aún estaba lejos de terminar, pero al menos ahora tenía un rumbo claro. Con la dirección del pueblo en mente, decidió seguir su camino, montando nuevamente en el ave líder, acompañado por Tarek, mientras avanzaban hacia lo desconocido.
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