Las nuez de Adán se balanceaban nerviosamente. Las miradas cayeron al suelo.
El tesorero tomó un sorbo de vino y sonrió. “Te escuchamos, amigo, y te seguimos”.
Paris inclinó su copa hacia el tipo corpulento y sus copas tintinearon alegremente.
"Nosotros también, Paris", murmuró en voz baja el chico de ojos lujuriosos.
El equipo brindó por su inteligente y valiente líder. "A Paris."
Los vasos tintinearon como el repique de campanas de una orquesta.
El sonido de las risas de María resonó en los oídos del príncipe.
Su argumento sobre él, el presidente del cuerpo estudiantil de Walden College, que los dirigía y llevaba a todos a un nuevo sistema de justicia e igualdad, era a la vez inteligente y atractivo.
Casi se enamora de ello.
Las cosas no fueron tan fáciles. La gente creó la jerarquía por una razón y lucharían para mantenerla en su lugar. Incluso si intentara algo, podría lograrse un nuevo equilibrio, pero la antigua jerarquía seguiría vigente. Él estaba seguro de ello.