(Hospital de Konoha – Noche)
La sala de espera de este centro prestador de salud era un lugar muy concurrido, donde los familiares y conocidos de distintos pacientes compartían la misma ansiedad por sabes si sus seres queridos podrían salir de las diferentes emergencias médicas por las cuales fueron traídos para ser atendidos.
En este lugar se podían ver y oír diferentes expresiones, las cuales podían estar en ambos lados del espectro emocional.
Desde risas de alivio hasta gritos de dolor, esta era la vida de un hospital, sea cual sea el mundo a donde fueras.
El día de hoy podías ver a una mujer pelirroja quien estaba sentada en una silla mientras su mirada estaba dirigida hacia una puerta, la cual daba entrada a la sección de ginecología, lugar en donde actualmente se encontraba su amiga Mikoto dando a luz a su segundo hijo.
No había visto a Mikoto desde hace casi como un mes, siendo la última conversación en ese entonces de cosas triviales, como las nuevas novedades en la aldea, así como las noticias del mundo ninja que le interesaban a todos.
Lo curioso de ese último encuentro entre ambas fue saber que el pequeño hijo de su amiga había estado yendo a la nueva tienda de conveniencia, cosa que sorprendió a la pelirroja.
Sabía por experiencia propia que Itachi era un niño un poco especial, por decir lo menos.
Su forma de ser y las preguntas que podía hacer incluso podían ponerla incómoda ya que eran preguntas con un contenido muy profundo.
El interactuar con el pequeño Uchiha hacia que Kushina se sintiera impotente como adulta al no tener respuestas para el hijo de Mikoto.
En sus pensamientos internos esperaba que el pequeño niño dentro de ella no fuera como el primer hijo de su amiga, sino, no tendría forma de responderle cuando comenzara a hacerle preguntas tan complicadas.
Todo esto se le pasaba por la mente mientras acaricia su no tan abultado vientre de una manera tierna.
Sin embargo, cuando pensaba en ese pequeño niño Uchiha, quien previamente no tenía amigos y andaba con una mirada fija en las cosas, no podía evitar sorprenderse al verlo actualmente.
¡El pequeño Itachi estaba sentado al frente de ella mientras conversaba con otro niño de una manera diametralmente opuesta a lo que se supone era su forma cotidiana de ser!
La pelirroja no sabía que truco mágico había hecho su amiga para hacer que el pequeño niño sea más sociable, pero se alegraba de que ahora pueda disfrutar su infancia.
Lo único que tenía desconcertada a la mujer Uzumaki era la presencia de un hombre sentado en una de las sillas frente a ella, alguien a quien ella no pensaba ver aquí.
El tendero de la nueva tienda de conveniencia, el 'viajero' con una capacidad especial del que le había hablado su esposo… el hombre llamado Yuuma.
Alguien que parecía estar muy involucrado en este asunto concerniente a su amiga, cosa que a la pelirroja no le cuadraba.
Kushina se había enterado de casualidad sobre la situación de Mikoto ya que hoy le tocaba su control prenatal, por lo que había venido al hospital a pasar consulta.
Sin embargo, justo cuando estaba saliendo, vio como Mikoto fue traída por este hombre, quien la cargaba al estilo princesa mientras su hijo Itachi venía al lado del hombre.
En un inicio la Uzumaki no dijo nada y ayudó a que su amiga fuera entendida, ya que había roto la fuente y las contracciones comenzaban a hacerse más fuertes, por lo que fue ingresada inmediatamente al hospital.
Luego, ella le pidió aun ninja conocido que estaba en ese lugar si podía ir a informar al clan Uchiha de la situación de la esposa de su líder.
Justo cuando ella estuvo a punto de llamar a otro ninja, un ANBU de cabello plateado y mascara de perro apareció frente a ella, informándole que el Hokage ya había sido avisado de esta situación y que ella no tenía que preocuparse por quedarse a esperar noticias sobre el estado de Mikoto lo que hizo sonreír a la pelirroja por este hecho.
Ella conocía muy bien a ese ANBU, pero solo asintió y comenzó a hacerse cargo de todo el papeleo que se necesitaba hacer para que su amiga no tenga problemas con su atención.
Así llegamos a la situación actual en donde ella estaba mirando la puerta con una luz roja prendida por encima de ella, mientras su mente ahora analizaba la forma en como vio llegar a su la esposa de Fugaku.
Cualquier otra persona podría decir que el tendero estaba ayudando a la mujer Uchiha al traerla al hospital, pero Kushina se dio cuenta de la forma tan intima en la que este hombre la estaba sujetando.
¡Lo peor de todo era que también vio como la propia Mikoto parecía corresponder con este gesto, cosa que dejó sin palabras a la pelirroja!
Todo esto hizo que Kushina se concentrara en este hombre involucrado.
Yuuma estaba tan calmado mirando al pequeño Itachi con una sonrisa suave, como si nade del ambiente pudiera afectarlo.
¡Esto le daba una apariencia de un apuesto padre preocupado por su hijo!
Kushina había escuchado las conversaciones de esas amas de casa, quienes parecían derretirse por la forma en como hablaban de este sujeto, cosa que hacía reír a la mujer Uzumaki… pero ahora podría decir que esas palabras no eran tan vacías como había pensado en un inicio.
Como esposa de Minato, ella estaba orgullosa al decir que su marido era un hombre guapo, pero el sujeto frente a ella era… diferente.
No de una mala manera, oh no, sino de una manera que a ella le avergonzaría admitir, ya que la definición para un hombre como él sería… malditamente sexy.
No solo su rostro tenía buenas proporciones, sus ojos eran algo que jamás había visto, sus labios parecían cincelados y eran endemoniadamente atrayentes.
Su cabello ébano y liso estaba atado en una media cola, dándole un aire salvaje y varonil… y ni hablar de su físico, el cual era por mucho mejor que el de todos los ninjas a los cuales ella conocía, incluso superando a esos hombres de kumogakure, pero sin llegar a ser grotesco o desproporcionado.
Ahora entendía a esas mujeres quienes habían cambiado los chismes del pueblo por solo una cosa… una sola persona…
'¡¿Qué diablos estás pensando Kushina?!'
Ella se palmeó la cara mentalmente mientras sacudía la cabeza para quitarse esos pensamientos estúpidos.
La pelirroja era una mujer felizmente casada y no debía de pensar en esas cosas, por lo que trató de cambiar de tema, solo para recordar la forma íntima en como esos dos se trataban.
No necesitaban decir palabra alguna para demostrarlo, ya que solo sus gestos y miradas fueron suficientes para decirle a Kushina que algo pasaba entre Mikoto y Yuuma, cosa que la puso en un conflicto interno.
"Umm… no te lo he preguntado, pero ¿tú eres el tendero de la tienda de conveniencia de la que todos hablan verdad?"
Sin poder contener la intriga, Kushina preguntó en una forma de intentar recabar información antes de intentar decir o hacer cualquier otra cosa.
Si bien Mikoto es su amiga, debía conversar con ella si es que estuviera haciendo algo que pondría en peligro su matrimonio y su honor como mujer, por lo que Kushina primero trataría de averiguar qué es lo que está sucediendo antes de sacar conclusiones que puedan ser perjudiciales.
"Ahh… lo siento por no haberme presentado, estuve todo distraído con la situación actual. Si, mi nombre es Yuuma y soy el dueño de la nueva tienda, mucho gusto en conocerte en persona Kushina Uzumaki" – el hombre le extendió la mano a manera de saludo mientras le daba su característica sonrisa.
"Tú me conoces?"
Kushina preguntó curiosa al saber que este sujeto la conocía.
"Claro que sí, Mikoto siempre habla de ti como su mejor amiga quien tiene cabello rojo… pero olvidó mencionar el hermoso color que tiene"
El hombre respondió con una sonrisa, lo cual sorprendió a la mujer, haciendo que sus pensamientos se estancaran a medio camino.
"¡Que le estas diciendo a una mujer casada! ¡Eso no es apropiado Dattebane!"
En un arranque por responder ella terminó soltando su frase característica, haciéndola sentir avergonzada, por lo que rápidamente intentó taparse la boca, cosa que hizo reír al hombre, aumentado mucho más la vergüenza de la mujer Uzumaki.
Desde que había llegado de Uzushiogakure (nadie, aparte de Minato) había elogiado su cabello.
Desde niña siempre había estado a la defensiva por la forma en como los estúpidos mocosos se referían a ella, tratando de utilizar el apodo de 'tomate' como una forma de molestarla.
Eso hacía que la mujer Uzumaki repartiera golpes a diestra y siniestra cuando era niña.
Era algo curioso el que en este mundo existan personas con cabello de color negro, amarillo, violeta, blanco y más, sin que sean molestados tanto como lo fue esta mujer solo por tener el cabello rojo. O es que son todos estúpidos… o es que todo tuvo un motivo.
"¡Deja de reírte!"
Sintiéndose un poco ofuscada por esta risa, ella comenzó a lanzar un aura muy característica con la que había castigado a todos los que la habían molestado en su pasado, haciendo que nuestro protagonista dejara de reírse, pero aun manteniendo su sonrisa.
"Está bien, está bien, entiendo, perdón por reírme, pero tu tic verbal es algo muy bonito, no deberías avergonzarte de ello. También te pido disculpas por sobrepasarme con los elogios, sé que Minato es tu esposo, pero el interactuar con varias hermosas damas en estos días me ha dejado esta forma de hablar"
Yuuma habló alegremente mientras le daba una mirada cálida, lo que hizo que la mujer no pudiera responder a esto.
"Si te he hecho sentir incomoda lo siento, no volverá a pasar" - El hombre cambió el tono de su voz a uno más serio, mientras seguía hablando.
Esto dejó aún más confundida a la pelirroja ya que no esperaba tal cambio de acción por parte de este hombre, quien le habló con una sinceridad.
Ella se había topado con varios sujetos quienes intentaban engañarla con palabras bonitas y actitudes da caballerosidad, pero no podían engañar a su agudo ojo, por lo que terminaba dándoles unas palizas a todos ellos.
Ahora, en cambio, este sujeto no mostraba rastros de engaño en sus palabras o en su forma de actuar, cosa que la dejó en duda.
Si bien este hombre tenía una presencia muy buena y aparentemente una personalidad no engañosa, había algo que no le cuadraba a la Uzumaki.
'Oye mocosa'
De pronto una voz se escuchó en la profundad de su mente, una voz que ella había optado ignorar por muchos años.
'Se que me puedes escuchar humana'
Kushina arrugó su entrecejo al escuchar nuevamente la voz de esa bestia encerrada dentro de ella con quien no había' hablado' desde hace años.
'¿Qué quieres ahora Kyubi?' preguntó la pelirroja quien estaba intentando darle una respuesta al hombre frente a ella.
'Tch ¡Agradece que me doy el tiempo de hablarte mujer desagradecida!' - bramó el gigantesco zorro naranja, quien se encontraba dentro del paisaje mental de Kushina en una situación no muy favorable.
La mujer Uzumaki había intentado hablar con el zorro cuando se convirtió en su Jinchuriki, pero solo obtuvo bramidos y maldiciones por parte de la bestia.
Así pasó el tiempo en donde ella de vez en cuando intentaba comunicarse con el Kyubi, obteniendo la misma respuesta, hasta que la mujer se cansó de esto y decidió ignorarlo.
Pero ahora, era el zorro gigante quien estaba intentando iniciar la conversación cosa que sorprendió a Kushina.
'Me causa curiosidad que quieras hablar ahora después de tantos años en donde yo intenté hacerlo contigo' - respondió la mujer pelirroja.
'¿Acaso crees que me comunicaría alegremente con mi carcelero? No pensé que fueras estúpida. No tenía nada que hablar contigo y sigo sin tenerlo… pero debo advertirte una cosa con respecto al tipo que está frente a ti'
Las palabras resonaron dentro de la mente de Kushina, haciendo que la mujer se sorprendiera nuevamente ya que sentía en la voz de la bestia un cierto grado de cautela.
'Vaya… no creí que alguien sin chakra pudiera hacerte sentir amenazado' - preguntó de manera irónica la mujer Uzumaki.
'¡Nada de este mundo puede hacerme sentir amenazado ya que yo no puedo morir!... Pero el tipo frente a ti… no se siente como alguien de este mundo'
'...¿Qué diablos significa eso?'
Este pensamiento fue lo único que pudo responder Kushina, pero no pudo seguir conversando con el zorro gigante ya que el fuerte sonido de una puerta abriéndose la regresó a la realidad.
"¡¿Dónde está mi esposa?!"
Un ansioso Fugaku junto a una pareja de ancianos llegaron a la sala de emergencia de manera intempestiva, causando un gran alboroto.
No es que esté siendo arrogante, es que tenia sentimientos encontrados por este hecho.
Claro que estaba feliz por el nacimiento de su segundo hijo, pero había más cosas rondando su mente en este momento.
La ignominia causada a su esposa por su accionar, la culpa por no estar a su lado en momentos como este, el temor a que todos se enteraran de lo que estaba haciendo actualmente…
Todo eso había hecho del líder Uchiha una maraña de nerviosismo.
"Padre" – Dijo Itachi al llamar a su padre.
"¿Itachi? ¿Qué estás haciendo aquí?" – Dijo Fugaku mientras se acercaba al niño,
"¡Fugaku-san!" – Llamó Kushina al verlo llegar.
Kushina-dono, ¿sabes cómo está mi esposa?"
El líder Uchiha preguntó al darse cuenta de la presencia de la mejor amiga de su esposa, por lo que se apresuró a ir donde estaba la pelirroja.
"¿Los familiares de Mikoto Uchiha?"
Justo cuando a mujer Uzumaki estuvo a punto de hablar, la puerta de la sala médica se abrió y de ella salió una enfermera quien hizo un llamado.
Fugaku, Itachi, los ancianos y Kushina se presentaron como tales, respondiendo al llamado de aquella mujer, siendo el líder de los Uchiha quien se presentó como el esposo.
"Felicidades señor, el niño nació sano y salvo, ahora podrán pasar a ver a la madre como al hijo en la sala de descanso, por favor síganme"
La enfermera habló con una sonrisa para calmara a los ansiosos.
Todos los Uchihas comenzaron a seguir a aquella mujer, siendo Kushina la última en entrar.
Antes de que ella cruzara la puerta, volteó la mirada para buscar al sujeto con quien había estado hablando, solo para verlo salir del hospital tranquilamente…
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"¡Madre!"
"¡Mikoto!"
Todos entraron al cuarto solo para ver a la mujer Uchiha recostada sobre unas almohadas mientras tenia en sus brazos a un pequeño niño, quien estaba durmiendo plácidamente.
Cuando ella escuchó las voces provenientes de la puerta, alzó la vista mientras tenia una sonrisa en su rostro, pero de inmediato esa sonrisa se estancó a mitad de camino.
Este gesto, que pasó desapercibido para los Uchihas, fue captado por su amiga pelirroja, anotándolo para poder preguntarle después.
"¿El es mi hermanito?"
Preguntó el pequeño Itachi mientras se acercaba a la cama y miraba la cara del niño durmiente con unos ojos de fascinación y cariño, acto que llenó de satisfacción a la madre ya que lo último que quería ver era gestos de celos por parte de Itachi con su hijo menor.
"Mikoto ¿Cómo te encuentras, todo está bien?" – Preguntó Fugaku mientras se acercaba calmadamente a la mujer.
Mikoto trató de contener sus gestos para no dar a conocer el desagrado de verle la cara a su esposo.
Cuando escuchó a personas entrar, pensó que sería su amiga Kushina con quien se habían encontrado en la entrada, su hijo Itachi y la persona que actualmente estaba copando su mente.
"Lo estoy… gracias por preocuparte" – Respondió serenamente la mujer Uchiha, sin querer hacer una escena en estos momentos.
Ya había pasado una semana desde aquel encuentro en la casa de Yuuma y las coas para la mujer no podrían haber ido mejor para la mujer Uchiha.
Ella se sintió acogida y querida por ese hombre, haciendo que u mente se olvidara de su situación familiar.
No solo era buena con ella, Itachi también había empezado a ganarle cariño por la forma en como conversaban, situación que le gustaba mucho al pequeño Uchiha.
Esto le alegraba mucho a Mikoto, ya que Fugaku no compartía mucho con el mayor de sus hijos, desperdiciando el gran potencial que este tenía.
Si bien estaba contenta con la forma 'perfecta' que vivía al estar por las tardes en la tienda, cuando regresaba a su casa ella volvía a la realidad, a recordar el hogar quebrado en donde vivía.
Sabía que tanto ella como Fugaku se habían fallado mutuamente, por lo que esta 'realidad' en la que vivían más parecía una mentira, una en donde solo tenían que mantener una formalidad para el resto y para sus hijos.
Y aunque fuera así, sabía perfectamente que, actualmente, no podría hacer mucho para poder cambiar la situación.
No es que ella quisiera arreglar este matrimonio roto, lo que quería mas bien era librarse de esta atadura para poder comenzar nuevamente, pero era más fácil decirlo que hacerlo.
Esta sociedad la culparía de todo el fracaso, sin señalar mucho las fallas de Fugaku.
Así fue y así es como se comportan al menos en el clan Uchiha.
Pero ella no temía esto ya que tenía confianza en la promesa que había recibido.
Yuuma, aunque no podía manejar chakra, le daba una sensación de seguridad como nunca lo había sentido.
Así mismo, el trasmitía algo que no podía describir con palabras, pero que era suficiente para poner de los nervios a los ninjas alrededor de él.
Ella no era estúpida, el que le permitieran vivir en la aldea y poner un negocio siendo una persona 'normal' sin ningún antecedente era algo imposible, mucho mas para alguien que no era natural de Konoha, por lo que debe haber algo que el Hokage vea de interés en Yuuma.
Incluso ella pudo sentir las miradas de varios ninjas sobres sus hombros cada vez que llegaba a la tienda de conveniencia.
Gracias a sus años de Kunoichi sabía que no eran amenazantes, solo expectantes, por lo que deberían ser ANBU apostados para vigilar al sujeto dueño de tal lugar, deduciendo que era obra del Hokage.
Pero incluso con la vigilancia de estos ninjas capacitados el tendero nunca perdía su carisma y forma de ser, elogiando a las mujeres y enseñando una que otra cosa a los niños.
O es que él era muy débil e ingenuo para no darse cuenta de esto o es que sabía de todo ello y no le daba la importancia ya que no lo veía como un problema… siendo lo último por lo que apostaba Mikoto.
Esta fue una de las cosas por las cuales ella se sintió atraía y confiada ante las palabras seguras de Yuuma.
A pesar de que ella sabía muy poco de él, no sabía si tenia familia o no, como fuu criado o cuales eran sus antecedentes… a pesar de no saber todo ello, Mikoto había apostado por este hombre, por lo que ella gustosamente aceptaría las consecuencias de sus actos.
Y en medio de toda es nueva felicidad con Yuuma, el nacimiento de su hijo ocurrió.
Ella no esperaba que las contracciones empezarían en una de las tardes en donde estaba de visita de su amante, pero no estaba triste ni molesta.
Este hombre la cargó y la trajo directamente hacia el hospital, de una manera calmada, cosa que incluso alegró a la mujer Uchiha, ya que ella se imaginaba a Yuuma siendo quien ve a su hijo, borrando de su mente la presencia de Fugaku.
Por ello su sonrisa fue borrada en el momento en el que vio entrando no al hombre de su mente, sino el sujeto a quien no quería ver en estos momentos… pero se resignó y dejó que todo se desarrollara como debía.
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"Felizmente este niño sacó un rostro agraciado de parte de su madre"
"¡Oye! No digas esas cosas… pero si… tienes tazón… me alegra que sea así"
En la habitación de descanso podíamos ver Mikoto quien estaba recostada sobre la cama mientras abrazaba a su hijo.
No obstante, no estaba sola.
Ahora mismo Mikoto estaba entre los brazos fuertes de Yuuma, quien también estaba sobre la cama mientras apoyaba a la mujer sobre su pecho.
Era casi la media noche y la delegación Uchiha de tres miembros ya había regresado llevando al pequeño Itachi con ellos.
Incluso la mujer pelirroja había regresado as u hogar prometiendo regresar al siguiente día y 'conversar' con Mikoto, cosa que hizo pensar a la mujer pelinegra.
"No sabía que el nombre que eligieron era por el padre del tercer Hokage, aunque no es malo" – Habló Yuuma mientras acariciaba el cabello sedoso de Mikoto.
"¿No es malo verdad? por eso es que acepté ese nombre para mi pequeño hijo"
La mujer Uchiha habló con una sonrisa en su rostro mientras acariciaba tiernamente a su hijo.
No obstante, frunció el ceño y volvió a hablar:
"Creo que Kushina sospecha… ella nos vio llegar tan íntimamente, incluso ella me dijo que quería hablar mañana conmigo de algo importante. No me preguntó por ti ni nada, pero estoy segura de que ella ha notado algo"
'Joder, que miedo dan las mujeres'
Nuestro protagonista pensó al escuchar las palabras de Mikoto.
Para él esto era un solo juego de niños, pero debía de dar crédito a la perspicacia de estas mujeres al poder captar todas las cosas con tanta minuciosidad.
"Ahh… la pelirroja, si ella en verdad se dio cuenta. No necesitaba decírmelo con palabras, pero sí, ella tenía escrito la palabra 'sospecha' en todo su rostro cuando nos vio llegar" – Respondió Yuuma mientras seguía relajado.
"¿Qué haremos entonces? Ella es alguien que detesta muy pocas cosas… y el adulterio es una de ellas" – Preguntó la Uchiha de manera dubitativa.
Ella no tenía temor de lo que pueda ocurrir. Lo que tenga que pasar, pasará, pero no quería perder a su amiga.
"¿Qué hacer? Pues nada, solo se sincera con ella si quiere conversar contigo. Si ella quiere decirme algo yo gustosamente le diré como son las cosas. Hoy estuvo a punto de preguntarme de esto, y si no fuera por la llegada de Fugaku lo hubiera hecho. No me importaría hacer las cosas tal como me plazca, pero ahora no solo soy yo. Tu estás conmigo y no haré algo que te pueda perjudicar, pero si alguien quiere sobrepasarse, no me molestaré en hacerlo desaparecer"
La respuesta de Yuuma le dio una sensación mixta a la mujer Uchiha.
Sintió seguridad y orgullo al saber que este hombre no era un simple civil, tal como ella lo había sospechado.
Pero el poder decir esas palabras lo clasificaban como alguien con la capacidad de hacerlo, ya que durante el tiempo que lleva conociéndolo nunca había sido arrogante.
"Por favor… no le hagas daño a Kushina…"
Esas fueron las palabras que salieron de la boca de Mikoto, que podría apostar a que varias personas intentarían poner el grito al cielo si todo esto saliera a la luz, por lo que Yuuma simplemente… los desaparecería.
Poco a poco Mikoto había cambiado su forma de ver las cosas, empezando por un desprecio a las limitaciones que su clan le había impuesto, hasta ver la forma en como toda la aldea los estigmatizaba, por lo que el sentimiento de desapego hacia Konoha había empezado antes de lo que debía haber sido.
En la historia original ella apoyó a Fugaku con el plan de la rebelión, por ello fue eliminada junto al resto de Uchihas, por lo que el desarrollar un sentimiento contra la aldea era algo que sucedería tarde o temprano.
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En esta tranquila noche, la pareja se mantuvo acostada hasta que la mujer se quedó dormida, por lo que Yuuma la acomodó en la cama junto a su hijo y desapareció del lugar para aparecer en la sala de su casa, solo para ver a una persona conocida sentada en una de las sillas de su comedor, quien lo saludó con el sarcasmo que ya se hacía extrañar.
["¡Maldita seas, cuando me dijiste que no saliera por la posible presencia de un Exaltado poderoso te creí, quien diría que estarías tratando de follarte a las mujeres del mundo de Naruto mientras estabas cubriendo tus huellas, bastardo afortunado!"]
'Ahh… la buena vida con las amistades verdaderas' - pensó nuestro protagonista.
Perdón por la demora, saben que para poder vivir se necesita mantener el trabajo primero, por lo que estuve centrado en ello. Ahora que tengo tiempo volveré a escribir para ustedes (^_^)