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Capítulo 39: 39) Sellado

Luego de un dia de entrenamiento, Riuz y Moony volvieron a sus cuartos, con Riuz apoyándose sobre hermana debido al cansancio extremo. Llegaron a la habitación y cayeron sobre la cama.

Riuz: Es duro.

Moony: Estás herido, todo mejorará.

Riuz: Gracias... la verdad estoy mas caliente que pollo en rosticería y quería mucho el poder aliviar este estrés contigo... aunque no te guste... pero estoy demasiado cansado ahora.

Moony: no me disgusta si eres tú, estoy dispuesta a hacer lo que sea por hacerte feliz. Si estás cansado, ¿quieres que yo haga el 'trabajo'? -Dijo señalando la entrepierna de su hermano.

Riuz: sabes que te amo mucho y estoy muy agradecido de que la persona que me acompañe sea alguien tan buena como tú...

Moony: ¿entonces quieres que yo...?

Riuz: OHH NO... aunque podría ser lo mas placentero que pueda sentir, tengo miedo de perder cualquier cantidad necesaria de líquidos... vamos a dormir -Pronunció antes de caer dormido.

Moony acomodo a su hermano en la cama y organizó algunas de las cosas de la habitación antes de que ella también se preparara para dormir a su lado.

...

La siguiente semana fue similar en el Palacio de Jade para los hermanos. Riuz usó hasta la mas mínima hebra de energía de su poder para recuperarse lo mas rápido posible o poder mantener el ritmo del entrenamiento.

Los hermanos tuvieron el entrenamiento mas leve que el Palacio de Jade había tenido, pero nadie cuestionó nada. Con el pasar de los días se quedó bien claro lo que Riuz había explicado sobre su debilidad, a la vista de Shifu y las cinco furiosas, sus cuerpos eran como papel.

Entrenando durante el dia y en ocasiones durante la noche, Riuz y Moony dieron lo mejor de sí, ninguno quería decepcionar al otro o a los maestros que les enseñaban.

El pueblo donde vivían era tranquilo, pero el palacio de Jada les daba una sensación de armonía distinta, a ambos le gustaba este lugar, aunque quisas de formas distintas. Riuz estaba fascinado por estar en donde solo podía ver en las películas, y Moony adoraba el poder estar con su 'papi' y verlo feliz.

La interacción entre los hermanos y las personas del lugar fue un poco complicada. Estaban ocultos de la mayoría de las personas que no sean Oogway, Shifu y las cinco, para seguir manteniendo su existencia en secreto.

Shifu era su maestra, pero no mucho mas, los guiaba cuando era necesario y luego los dejaba practicar por su cuenta. Aún mantenía cierta distancia y los observaba cuando podía, estaba vigilante, aun dudando de lo que este par traería al palacio.

Cuatro de las cinco furiosas tenían una relación neutra, además de verse en la cocina para comer, lo mas que se veían era cuando se cruzaban en las barracas o en el patio. No es que quisieran ser descorteses o cortantes, es solo que era algo demasiado nuevo para ellas... y que su compañera parecía tener una fuerte fricción con 'el humano'.

Tigresa era quien mas problema tenía con los nuevos residentes, por lo que se mantuvo alejada la mayor parte del tiempo. Evitaba a los hermanos o los ignoraba, y cuando no podía hacerlo siempre tenía una expresión en su rostro similar a la que haría cuando veía algo asqueroso u olía algo feo. Riuz intentó acercarse en estos días para hablar, pero ella nunca le dio la oportunidad.

...

Shifu: ¡Concéntrate! -Shifu le gritó a su alumno- ¡La mitad de tus movimientos son estables, pero la otra son completamente caóticos!

Riuz: perdón maestra.

Él estaba arrepentido, cuando Shifu dio algunas instrucciones le costaba mucho seguir el ritmo y hacerlo bien. Podía sentir como por momentos se sentía iluminado y se movía a la perfección, pero a la vez había momentos donde su cuerpo reacciona bruscamente ante la disciplina exigida y solo quería oponerse a ella... y era algo que Shifu también notaba y la estaba frustrando.

Oogway también lo veía con interés, pero no dijo nada, dejaba que su vieja alumna pasara por esta pena. Podía ver como le era difícil entrenar a alguien con un talento para el Kung fu tan cambiante y solo se reía desde lo lejos.

Moony no tenía tantos problemas con el entrenamiento. Como se había demostrado antes, ella era como una esponja, capaz de aprender cosas con bastante facilidad, pero carecía de la fuerza y resistencia de su hermano, por lo que tenía que tomar mas descansos o realizar sesiones mas cortas.

...

Había pasado una semana desde que llegaron al Palacio de Jade y Riuz estaba solo en el patio practicando los movimientos que le enseñó Shifu, pero no muy concentrado. Moony estaba dentro de palacio leyendo los pergaminos que le entregaron. Las cinco furiosas salieron a proteger el valle, mientras que Shifu había salido por algunos asuntos oficiales.

Riuz estaba algo desconcentrado, desde que llegó no había tenido oportunidad de aliviar su creciente frustración sexual por una razón u otra y lo único en lo que podía pensar era en encontrar a Moony esta tarde y escaparse a escondidas a un lugar oculta para poder frotarse en ella una y otra vez.

Lo que Riuz no sabía era que alguien veía como realizaba sus prácticas mientras tenía la cabeza en las nubes. Sin que él se diera cuenta, el maestro Oogway se acercó lentamente hasta donde estaba, sorprendiéndolo y sacándolo de sus sueños.

Riuz: ¡Maestro Oogway! -Se sobresaltó

Oogway: Ohh... no te preocupes por mí, sigue con lo que estabas haciendo.

Riuz: si maestro... otra vez gracias por darnos esta oportunidad.

Oogway: No tienes por qué agradecer, no hice nada que no debiera hacerse.

Oogway se posicionó fuera del área de entrenamiento, dejando que Riuz continuara, pero ahora le era mas difícil concentrarse.

Primero estaban esos pensamientos impuros que no podía disipar y ahora la presión de tener al legendario maestro Oogway observándolo. Aunque no lo mostrara mucho, poder estar ante él, Shifu o las cinco, aun con sus cambios de género, lo ponían muy nervioso, aunque también emocionado.

Intentó seguir con la práctica, pero volvió a perder el control, intensificado por la frustración sexual, haciéndolo sentir que se vio como un idiota ante el maestro Oogway. Lo que Riuz no esperaba era que la vieja tortuga se acercara otra vez.

Riuz: ¿Maestro Oogway?

Preguntó sorprendido, pero en vez de recibir una respuesta verbal lo que obtuvo fue una sorpresa. Los dedos de la tortuga golpearon su cuerpo en puntos específico lo suficientemente rápido como para que no pudiera reaccionar en lo mas mínimo y al terminar quedó completamente inmóvil por unos segundos antes de caer de rodillas al suelo.

Riuz: *Quejidos y sonidos de ahogo* Y-yo-yo no respi-ro... -Riuz quiso exclamar ante la inmensa sensación de sofocación que empezó a sentir, era como si su sangre hubiera dejado de moverse por su cuerpo y se hubiera estancado, presionado todo su ser en simultáneo- ay-ayuda...

Oogway: todo está en tu mente... no te estás ahogando -dijo mientras se alejaba hasta dejar de ser visto.

Riuz estaba en el suelo sosteniendo su corazón o pulmones, no sabía bien que apretar ente esta sensación tan horrible. Como le había dicho el maestro Oogway, en realidad podía respirar normalmente, pero sentía como si no pudiera... o algo similar que no podía discernir.

Solo luego de un tiempo de estar en el suelo pudo notar que algo era diferente, los pensamientos que invadían su mente dejaron de acosarlo como anteriormente. Eran tan fáciles de controlar que no se diferenciaban de pensamientos comunes, ya no lo dominaban, pero eso no era lo único que cambió.

Prestando mas atención se dio cuenta de que no solo esos pensamientos se esfumaban, también perdió la sensibilidad sobre su poder, ambas energía que solían correr por su cuerpo eran casi imperceptibles. Parecía como si un río se secara, como si el canal estuviera allí pero que ambos poderes se hubieran quedado inútiles y no pudieran circular libremente.

Presenció como no podía usarlos en lo mas mínimo. En esta semana pasada los había usado constantemente, para recuperarse o para intentar cambiar su cuerpo para que le sea posible lograr algunos movimientos particulares o para no sentir tanto dolor en algunos estiramientos... pero ahora todo se había ido. No podía cambiar de forma ni curarse a sí mismo, parecía que lo perdió todo.

Estando en shock tratando de comprender lo que pasaba, quiso arrastrarse fuera del patio, pero se volvía muy difícil ante esa sensación tan incómoda. En el camino recibió un mensaje de quienes no había recibido noticias en un tiempo.

[Hey, no te esfuerces tanto, esa sensación no sé irá con el tiempo, tendrás que vivir con ella y acostumbrarte]

"¿Acostumbrarme?" Preguntó dudoso.

[Sí... bueno, quisas te hablamos mucho de los beneficios de ser parte de esta familia pero no las dificultades. Veras, matarnos no es lo peor que alguien puede hacernos, en realidad eso suele fortalecer a los otros miebros pero como eres el unico vivo eso no importa mucho. No, lo peor que nos puede pasar es ser sellados o encerrado, como ahora lo ves]

[Para los otros seres puede que sea malo, pero para nosotros es peor, si quieres torturarnos, ser sellados es lo peor. No nos afecta como los demás, te volverás loco, tu mente no lo soportara muy bien y es posible tener secuelas. Esto de ahora no es nada, ya que fue algo muy simple que desaparecerá a la semana]

[¿Te gustaría no interrumpirme?]

[Todos tenemos el derecho de hablar]

*Discusión*

[Bien, lo que el imbécil decía es verdad. Para el futuro deberías buscar formas de evitarlo o poder liberarte si no quiere pasarla muy mal. Quisas en este mundo no tengas muchos problemas, pero no en todos será así]

"¿Hay algo mas que debería saber?"

[Pues...]

*Sonidos de llamada finalizada*

...

Riuz fue a dentro del palacio a encontrarse con Moony, ya que quería algo de mimos para sobrellevar esta fea situación. Cuando llegó, simplemente se recostó en ella y froto su cabeza en sus muslos. Ya no sentía que necesitaba usarla para satisfacerse, cosa que lo alegraba en cierta medida, pero no podía decidir si la horrible sensación que sentía valía la pena.

El resto del dia se lo pasó recibiendo el amor y el cariño de Moony hasta que volvió su maestro y al verlo descansar de esa manera lo regañó, pero también notó que su rostro estaba pálido y luego de un pequeño sermón lo dejó ir.

Al dia siguiente Riuz se presentó ante Shifu para seguir entrenando y los cambios se notaron. Además de la desgana e incomodidad, se notó en sus movimientos y coordinación. Los movimientos erráticos que surgían espontáneamente desaparecieron por completo, pero también lo hicieron esos momentos de perfección que tenía.

Shifu regañó fieramente a Riuz por esta baja en su actividad, pero no resolvió nada, aún no estaba acostumbrado a este nuevo estado. Fue un dia difícil, lleno de gritos y quejas que no mejoró. Al caer la noche, Riuz se fue a la cama abatido, adolorido y deprimido, luego de ser regañado todo el dia.

Durante los siguientes días el hermano mayor sintió el infierno del entrenamiento, y eso que era uno reducido. Cuando pasó una semana completa de esta tortura, sintió que las ataduras que lo estaba asfixiando se soltaban, pero sin esperarlo en lo mas mínimo, Oogway apareció de la nada para realizar los mismos movimientos con sus dedos que lo dejaron tan mal antes, repitiendo la situación.

...

Los días pasaron sin que nadie supiera que en el Palacio de Jade había dos nuevos alumnos, excepto quisas Zeng, una gansa mensajera que trabajaba para el palacio y a la que se le fue difícil esconder con lo frecuente que era su presencia. Se le dejó muy en claro que no podía decir nada sobre los hermanos.

El entrenamiento era duro, pero al mes que pasaron allí ya se acostumbraron a la rutina. Riuz practicó el usar sus poderes, aunque estaban sellados podía sentir un pequeño hilo de energía que intentaba usar. Sería difícil, pero si lo conseguía su control sobre ambas energías sería mucho mejor que antes.

Con el paso del tiempo la relación entre 4 de las cinco con los hermanos se volvió mas fluida y fácil. Vieron la determinación en los nuevos alumnos y como sus seniors les dieron palabras de aliento hasta incluso tener conversaciones cortas.

Moony empezó a cocinar en la cocina del palacio para los presentes, tenía habilidad y era lo que su hermano deseaba, ganarse su lugar aquí, ya que sería su hogar por bastante tiempo. Recibió los cumplidos de quienes comieron su comida y cada dia era mas frecuenta que ella cocinara, poco a poco se hizo cargo de la cocina y se volvió la cocinera principal. Teniendo en cuenta de que aquí lo que destacaba era el King fu y no la gastronomía, su comida era un buen cambio para el palacio.

...

Riuz: ¡Maestra tigresa! ¡Maestra tigresa! -exclamó corriendo por las barracas mientras perseguía a tigresa que lo estaba evitando.

Tigresa: Piérdete

Riuz: Por favor, hablemos, e intentando tener una charla contigo desde hace tiempo.

Tigresa: Yo no quiero charlar contigo -siguió avanzando a paso rápido.

Riuz: ¡Detente! -se puso en frente deteniendo su paso- Debemos hablar.

Tigresa: ¡Bien! ¿Qué quieres? -Dijo de brazos cruzados con un tono enojado y quejumbroso.

Riuz: Gracias... tigresa, yo...

Tigresa: se acabó el tiempo -se volteó y salió hacia el patio rápidamente.

Cansado de correr tras ella, la siguió hacia afuera y coloco su mano en su hombro para detenerla una vez mas, pero al hacerlo la maestra tigresa sujetó esa mano y la usó para lanzarlo por sobre ella hacia el piso.

*Golpe*

Tigresa: ¡No me toques! Sucio mentiroso -dijo con cierta furia, y que curiosamente la hizo sentirse mejor. Había sentimientos y emociones que surgieron luego de años.

Riuz: auuuhhhh... -se lamentó acostado en el suelo-

Tigresa estaba a punto de irse, no le importo el estado de Riuz, aun si sabía que era frágil y un golpe como ese podría ser algo peligroso decidió que no era algo importante para ella, pero escuchó que la llamaban una vez mas.

Riuz: Tigresa...

Tigresa: ¡¿Qué no puedes quedarte callado por un momento y dejar de decir mi nombre?! -Se volteó aún con furia.

Riuz: Perdón... -pronunció en voz muy baja-

Tigresa: ¿Qué? -preguntó confundida, pero aún estoica, en parte porque le fue muy difícil escuchar

Riuz: Perdón, por lo que sea que haya hecho... -Se disculpó mientras trataba de levantarse- ambos sabemos que fuimos amigos por correspondencia hace mucho tiempo, ahora que podía ver a esa amiga en persona me emocioné, pero quisas mi emoción hizo que no me diera cuenta de algún error que pude haber cometido. Perdón, yo solo quería conocer a esa amiga...

Tigresa: ¡¿Es en serio?! -gritó con un ademán de sus brazos- ¡¿Ni siquiera quieres admitir tu error o realmente eres tan estúpido como para no saberlo?!

Riuz: ¿la... segunda?

Tigresa: ¡¡¡AAHHhhh!!! -dio un grito simultáneo a una patada que mando volando a Riuz por unos metros.

Riuz: *cof* *cof* *cof* -se levantó lentamente con mucho dolor, arrepintiéndose un poco- ¡No sé! ¡No sé cuál es mi error! Pero deja de golpearme... -suplicó mientras trataba de mantenerse de pie-

Tigresa: ¡Creí que eras mi amigo! ¡Esperaba tus cartas cada dia, no importaba si sabía que ese dia no vendrían, era lo único que esperaba! -Relató con furia mientras se acercaba y señalaba con su dedo-

Riuz: Yo también disfrute escribiéndote -se aclaró mientras retrocedía de ese dedo señalador, temiendo el poder que podía cargar consigo- eras una de las únicas personas con las que tenía contacto.

Tigresa: ¡Tú eras la única persona que tenía! ¡¡¡Y SIMPLEMENTE TE FUISTE, DEJASTE DE ESCRIBIR DE UN DIA PARA OTRO!!! -su rostro y lenguaje corporal demostraba cada vez mas agresión-

Riuz: ¡Espera! Eso no fue lo que pasó -trató de aclarar rápidamente por el miedo que surgía ante la feroz felina.

Tigresa: ¡Primero tenías esas excusas de que debías dormir por mucho tiempo, escusas que creí cuando era niña, pero que ya no me engañan! -Ella extendió su mano, sujetó las ropas de Riuz y lo levantó en el aire, para luego empujarlo contra la pared de uno de los edificios, aun con sus pies sin tocar el suelo.

Riuz: Era cierto, yo tampoco lo esperaba, pero me fue necesario dormir durante meses, pregúntale a Moony, ella tuvo que cuidarme todo ese tiempo.

Tigresa: ¡Luego dijiste que ya no podrías enviar mas cartas por alguna razón! ¡¿por qué no dijiste simplemente que ya no querías comunicarte conmigo?! ¡Eras mi único amigo... por lo menos hubieras tenido esa decencia! -Su voz flaqueo un poco, demostrando algo de tristeza reprimida junto a ese odio.

Riuz: eso no fue una mentira... -tomó un respiro mientras recordaba cosas- mi mensajera sí falleció, está enterrada en el patio de nuestra vieja casa con una medalla a la mejor mensajera. Me dolió mas de lo esperado y el no poder seguir escribiéndote también fue difícil. Si hubiera podido me hubiera encantado seguir haciéndolo y quisas las cosas ahora serían diferentes.

Tigresa: ¡Y entonces por qué no conseguiste otro! ¡¡¡YA NO ME MIENTAS, YA NO SOY ESA GATITA QUE SE ILUSIONA CON TODO, SOLO DILO!!! -Gritó mientras indicios de lágrimas nacían de sus ojos y su puño era levantado como preparándose para dar un golpe capaz de atravesar la cabeza de Riuz.

Tigresa no podía seguir soportándolo, esas emociones que resurgieron en ella, aun si había tratado de volverlas a esconder desde la llegada de los hermanos. Desde pequeña había tenido dudas que no pararon de oscurecerse, emociones e inseguridades que solo empeoraban al ser reprimidos y que ahora estaban explotando en forma de una pregunta que la atormentó en el pasado '¿Por qué?'

Riuz: ¡NO TE MIENTO...! No teníamos otra opción. Shifu te lo dijo, nuestra existencia es secreta, no podíamos confiar en nadie... nuestro mensajero anterior había venido con nosotros y era de confianza... una vez se fue todo término... no podíamos darle una tarea como esa a nadie mas sabiendo lo fácil que sería exponernos y lo débiles que somos, tú lo viste... Es la verdad -dijo muy rápido mientras cerraba los ojos-

Tigresa pareció conectar algunos puntos y su rostro con expresiones de absoluta ira desapareció por un leve momento, mostrando desconcierto al darse cuenta de que tenía sentido, pero no quería admitir que todos esos años de odio y frustración no valieron la pena y que estaba equivocada por lo que volvió a la seriedad.

Tigresa: ¡¿ESA ES LA VERDAD?! ¡¿NO ESTÁS MINTIÉNDOME?! Preguntó sin bajar su presencia o el tono de su voz.

Riuz: ¡LO JURO POR MI HERMANA!

Riuz aún no se atrevió a abrir los ojos, menos cuando escucho el sonido del viento cortándose y sintió como algo se movía velozmente hacia él, pero en vez de encontrar un abrupto final percibió como algo pasaba por al lado de su cara.

Se escuchó un estruendo en su oído izquierdo que casi lo dejó sordo y sintió como la pared en la que estaba apoyado vibraba antes de que la mano que lo sujetaba lo soltara y dejara caer al suelo. Cuando abrió los ojos solo pudo ver la espalda de tigresa que se alejaba y un agujero en la pared donde estaba apoyado, justo a un lado de donde estaba su cabeza.


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