–Ha pasado algo extraño. Alguien ha puesto vuestra comida en el carro antes del resto. Cuando ni siquiera se había hecho el resto– les cuento a las gemelas.
Ellas están cortando leña. Yo estoy sentado a un lado. Shi sobre mí, moviéndose y jadeando. Mis manos acariciando su elástico trasero y sus suaves piernas. Su piel se ha suavizado desde que está en la Residencia. Desde que no sufre ser una esclava. Me encanta acariciarla. Tocarla. Estrujarla.
–¡Aaaah! Igual… ¡HAAAaaaah! está envenenada ¡HaaaaaAAH!– sugiere Shi entre jadeo y jadeo.
–Podría ser. Deberíamos ir con cuidado– coincide Song, semisentada en el suelo. Semen gotea por su entrepierna. Su cuerpo está sudado.
–Esos malditos. Quieren matarnos. Bai Xuan podría conseguir veneno fácilmente. Esa zorra…– musita Yi, golpeando un tronco con mucha más fuerza, al igual que Yu.
El recuerdo de la traición las enfurece. No sé qué harán cuando la tengan en sus manos. Que la tendrán. Nos lo hemos prometido.
Mientras, Shi me hace callar, besándome y abrazándome. Sus erectos pezones acarician mi piel. El tacto de sus pechos apretándose contra mí es excitante. Mueve su culo arriba y abajo. Se detiene de golpe cuando se corre. Cuando la lleno de mí. Pero poco después hace un movimiento más. Y otro. Y otro. Hasta que al final se para, agotando su propio orgasmo. Me mira. Con la boca semiabierta. Respirando profundamente. Vuelve a besarme y se levanta.
–Yu, te toca– ríe, sentándose junto a Song. Sus piernas claramente le tiemblan.
Yu se acerca y se sienta sobre mí. Acaricia mi miembro con sus manos. Me mira tímidamente mientras lo hace. Es mucho más descarada y atrevida que antes. Pero sigue conservando su timidez.
Nos besamos. Yo estrujo sus pequeños pechos. Ella se mueve. Su entrada se restriega contra mí. Sus manos siguen estimulando mi erección.
–¿Y qué has hecho con la comida?– pregunta Shi.
–La he guardado. Mmmm. Menos un poco que he mezclado con la de los estudiantes que hirieron a Ai– respondo cuando me da un respiro.
Pero pronto Yu vuelve a reclamar mis labios. Justo después de levantarse ligeramente e introducir mi miembro en ella. Inmediatamente rebota sobre mis piernas con fuerza. No empieza suavemente como Shi.
–Aprovechando la oportunidad. Buena idea– me alaba Song –¡Hala! Yu está hoy un poco desesperada.
Yu ignora el comentario. Solo se detiene cuando se corre. Descansando un momento en mis brazos antes de continuar.
–Han tardado una semana en intentar envenenarnos. No sé qué será lo siguiente– añade Yi.
Aunque lo cierto es que no estamos del todo seguros de que sea así. De que realmente haya veneno. Veremos que pasa con los conejillos de indias.
–Tu turno, Yi… 🎶– avisa Song.
Yu está sobre mí, recuperando la respiración
–¡Ah! ¡Yi!– Se queja Yu cuando su hermana llega y la empuja.
Lo hace en parte jugando. En parte vengándose de la noche anterior. Las otras dos ríen. Yi se sienta de espaldas a mí. Sus partes ya están mojadas. Se restriegan sobre mí. Sus manos sobre mis piernas. Apoyándose. Acariciándome. Sus pies sobre mis piernas. Sus rodillas dobladas. Sus pechos agarrados por mis manos. Su cuello mordisqueado por mis dientes.
Cuando recobro la erección, me introduce en su interior. Usa sus pies y manos para impulsarse. Para meterme y sacarme de ella. Hasta el fondo Yu le tapa la boca para que no grite. Es cierto que hay una barrera para el sonido, pero no pienso meterme. Ni cuando Yi la muerde. Lo único que lamento es no tener un espejo para verla de frente. Su rostro de placer cuando se corre. Sus pechos rebotando o estrujados por mis manos.
Al cabo de un rato estamos los cinco charlando. Bueno, Yi y Yu se están persiguiendo y riendo. Con sus pechos rebotando. No me canso de verlas. Ni cuanto Yi pilla a su hermana y la tortura a cosquillas. Shi me pide que siga recogiendo semillas. Aunque ya tiene montado un pequeño jardín y un huerto. Incluso ha recogido algunas verduras. Y lleva una hermosa flor blanca en el pelo. Está preciosa.
Song se esfuerza por estar alegre, aunque sabemos que está preocupada. No sabemos si volverá a andar bien. Para "animarla", le pellizco de vez en cuando sus pechos. Hasta que acaba volviéndose. Mi piel acaba enrojecida. Shi no para de reír. Incluso las gemelas han parado para reírse de mí. Suspiro. Solo se ponen de acuerdo para torturarme.
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Ning está cortando leña. Hace unos días que está en la etapa seis. Al principio no se le daba bien, pero conseguí que se interesara. Un mínimo de leña o no hay sexo. Es lo único que la estimula. Sus abundantes pechos balanceándose mientras corta son my sexy. Con gotas de sudor recorriéndolos. O su culo vibrando. La contemplo mientras Rui me hace una felación. Las dos tienen sus culos ocupados con unos objetos que había en la Residencia. Más finos que los que usan para sus vaginas. Especialmente diseñados para su uso. Ning gime de vez en cuando.
Rui se traga mi semen y sigue chupando. Hasta que la hago parar. De pie, la elevo y la penetro. De cara a mí. Sus piernas en mi cintura. Como si estuviera sentada en el aire. Luego la dejo caer. Solo su parte superior. Hasta que sus manos llegan al suelo. Su espalda arqueada. Su cabeza mirando al suelo. Su cintura en mi cintura. Mis manos en sus piernas. Están abiertas. Sus rodillas dobladas, a la altura de mi pecho. Sus pies detrás de mí. Su vagina siendo penetrada.
La penetro una y otra vez mientras ella se esfuerza en mantener la posición. En no perder la fuerza en sus brazos mientras entro y salgo de ellas, con fuerza. Ning nos mira de reojo. Puedo ver fluidos saliendo de su entrepierna.
Los modestos pechos de Rui caen hacia su cabeza. Moviéndose al ritmo de mis embestidas. Me deleito con su suave piel. A veces aprieto y la pellizco. Ella gime una y otra vez. Aprieto el objeto que sobresale de su culo. Lo muevo con la anilla mientras la penetro en su vagina. Sus brazos tiemblan tras otro orgasmo.
Cuando me corro en ella, la dejo caer. Aunque me aseguro de que no se haga daño. La dejo en el suelo y voy hacia Ning. Ella suelta el hacha y me mira con deseo. La empujo contra un tronco. Le hago levantar las piernas hasta detrás de su cabeza. Y la penetro en esa posición. Apretándola contra el árbol.
La corteza se incrusta en la piel de su espalda mientras la penetro. Sus pechos sobresalen y oscilan sin parar. Su cabeza hacia atrás, pegada al tronco. Sus ojos en blanco. Su lengua fuera. Gimiendo. Sobrepasada por el dolor y el placer. Su posición es de total sumisión. Puedo hacer con ella lo que quiera. No hace tanto era una estudiante arrogante que quería matarme sin motivo. Ahora es una esclava nimfómana. Vive para ser penetrada.
Decido llevarla al límite. Orgasmo tras orgasmo, hasta que pierde el conocimiento. No me he corrido aún. Así que voy hacia Rui, que está en el suelo.
–Abre las piernas– le ordeno.
Lo hace. Le arranco el objeto del culo y la penetro por el agujero abierto. Ella exclama entre dolor y placer. La penetro deprisa. Esta vez mi única intención es correrme en ella. Usó su agujero para ello, hasta que la lleno. Luego me limpia con la boca. No parece que nada cambie en su devoción.
–Gracias amo– dice ante de que la devuelva.
Parece sincera. Orgullosa de ser usada. En serio… Aunque no sé de me quejo. Sin duda, no estoy libre de culpa.
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Esta noche estoy solo con Liang. Ayer estuvimos con Sai y sus dos hermanas. Abusaron de mí. Hoy con Liang somos muy dulces. Muchos besos y abrazos. Me ha dicho que hay un par de estudiantes bastante graves. Casualmente los que atacaron a Ai. Parece ser que la comida sí estaba envenenada. Y eso que les puse poco de la destinada a las gemelas. No sé si sobrevivirán. Tampoco importa demasiado. Si mueren, dos molestias menos.
Solo espero que no nos interroguen. No deberían. ¿Cómo un esclavo podría hacerse con el veneno? Pero claro, podría pasar. Quizás lo debería haber pensado antes. Ahora ya es tarde. Veremos que sucede. Al menos no parece que Liang sospeche de mí, aunque no puedo estar seguro.
Lo hablo con las chicas, y dicen lo mismo. Que no hay nada que podamos hacer. Y practicamos varias respuestas que son verdad, aunque oculten parte. Por si acaso. Jugando con el hecho de que en realidad no sabía que hubiera veneno. Solo tenía sospechas. Y solo se ha mezclado algo de comida. Quizás sería mejor que no murieran.
Ya he follado antes a Ning y Rui. Las dos a cuatro patas. Alternando una y otra. Teniendo dos culos para contemplar. Y sacudir. Y dominar.
Hoy dejo a Shi para el final. Hemos acordado que cada día una diferente se quedara sola conmigo. Por lo menos estos cuatro días. O, más bien, lo han acordado ellas. Yo obedezco. Aunque no me quejo. Las otras tres ya han vuelto después de hacer conmigo lo que han querido. Luego he traído a Shi. Es nostálgico estar solos Shi y yo. Liang está durmiendo, no cuenta.
Shi se acerca y me besa. Durante un rato solo nos besamos y hablamos. Nos acariciamos. Nos mimamos. Hasta que Shi decide empujarme a la cama y subirse sobre mí. Me introduce en su interior. Se acuesta sobre mí y me besa. Me lo hace muy despacio. Su cuerpo moviéndose con suavidad sobre el mío. Rozándome. Besándome. Nuestras manos entrelazadas. Sintiendo el calor de nuestros cuerpos. De nuestras almas. De su lubricada vagina contra mi erecto miembro.
En ningún momento acelera. Deja que los orgasmos lleguen poco a poco. Tampoco yo lo hago. Introduzco el qi con suavidad. Nuestros labios ya parecen uno. Tener a Shi así me parece un sueño. La amo. Las amo a todas, pero reconozco que Shi es un poco más especial. Ella lo sabe. Puede que todas lo sepan. Si es así, parecen aceptarlo.
No sé cuantos orgasmos después paramos. Me he corrido tres veces en ella. Nos quedamos abrazados un buen rato. Incluso cuando se duerme me quedo mirándola. Sintiendo su rostro en mi pecho, que usa como almohada. La suavidad de su mejilla. La de su cabello entrelazado en mis dedos. La de los suyos sobre mi piel.
Cuando finalmente la devuelvo, siento un vacío. Me acerco a Liang y me aprieto a ella antes de dormirme. Ojalá pudiera hacerlo con todas. Mañana debería poder subir a la etapa ocho. Estoy más cerca de ese objetivo.
Aprovecho para practicar un poco "Armadura interior". Aprovechar el qi que recuperaré durmiendo. Ahora puede cubrir más de la mitad del cuerpo. Y su duración ha aumentado.
"Sonido de la Sombra" lo practico siempre que hablamos o tenemos sexo. Antes he dejado a Song fuera para probar. Incluso gritando, apenas se oye. Aunque aún me cuesta usarla en movimiento. Para disimular mis pasos.
Y "Sellar qi" es algo que uso continuamente. Pero que tendré que volver a forzarlo en cuanto suba de nivel.
Está claro que tengo ventajas sobre los estudiantes. Tengo acceso a más qi para practicar. También es cierto que tengo mucho menos tiempo libre que dedicarle. Aunque no necesito meditar para acumular qi. Y cuando voy a buscar agua o leña, consigo ese tiempo libre, entre sexo y compañía.
Las chicas tienen algo menos de qi por mi culpa. Pero mucho tiempo para practicar. Y tampoco necesitan meditar. Quizás para recuperar qi, pero no para alcanzar la siguiente etapa. Aunque es cierto que a menudo están charlando, jugando, cuidando las plantas… De hecho, incluso me sorprende que no dediquen más tiempo a simplemente divertirse. Pero también quieren hacerse más fuertes. Y no solo las gemelas.
Quizás no tiene todo el qi del mundo para practicar, pero su técnica es cada vez más refinada. E incluso las veo pelear entre ellas a menudo, para practicar. Creo que apuestan algo en sus combates. No estoy muy seguro de qué, no han querido decírmelo. Pero me temo que yo estoy de alguna forma involucrado.
También Rui practica a conciencia. Si no se está masturbando. O "jugando" con Ning. De hecho, Ning es la que menos empeño pone. Lo justo para que no la castigue sin sexo. Ni siquiera estoy seguro si vale la pena. Aunque sus barreras cada vez resisten más los ataques de Rui. Bueno, en realidad no, pero eso se debe a que esos ataques son cada vez más precisos.