Gale y Cisne se miraron el uno al otro en horror, cada uno por una razón diferente.
Cisne estaba impactada porque no podía creer que acababa de vomitar accidentalmente sobre el pecho de su esposo. Era asqueroso, y entró en pánico mientras intentaba limpiar el vómito con su camisón.
—Lo siento, esposo. No quería —se disculpó Cisne mientras desesperadamente limpiaba su vómito. Sin embargo, cuanto más intentaba limpiarlo, más fuerte se hacía el olor desagradable, y eso la hacía sentirse aún más impotente. —¿Por qué está empeorando? Oh, lo siento mucho, Gale. Ugh, esto es tan sucio, estoy tan sucia...
Cisne comenzó a sollozar sin ninguna buena razón, pero estaba tan sobreestimulada que no sabía qué hacer. Había una mezcla de pánico, disgusto y desesperación girando en su mente en ese momento.
Mientras tanto, Gale también observaba a su esposa llorando debajo de su venda, pero por una razón completamente diferente.