Karl miró hacia abajo su cuerpo y notó que, aunque estaba un poco más corpulento, estaba absolutamente definido. No había una onza de grasa visible en su torso, y podía sentir la comezón de una barba emergiendo en su rostro.
Esa fue una experiencia nueva para él, ya que nunca había logrado más que un bigote desaliñado, pero esto parecía una barba completa.
Karl evaluó su cuerpo, luego su uniforme, y se puso la camisa y la chaqueta de nuevo. Estaban un poco ajustadas en los brazos y el pecho, pero aún se cerraban.
—Oh, ya veo a dónde va esto. Desabrocha los dos primeros botones, y conquistarás a todas las damas con ese físico —bromeó la maga.
La coronel Valerie dio una sonrisa leve, luego sacudió la cabeza —Esa adaptación no está dentro de las regulaciones de la academia. Te conseguiremos un uniforme nuevo y una afeitadora antes de que salgas de esta habitación.