Brianna se mordió el labio, el peso de su decisión pesaba en su corazón. Por el bien de sus hijos en el exterior, finalmente accedió a asumir la carga de sus verdaderos crímenes.
—Tres días. Espero escuchar la noticia para entonces —dijo ella antes de levantarse de su asiento, desapareciendo de la sala de reuniones como un cometa fugaz.
Brianna se sentó en silencio, sabiendo que la sala de reuniones permitía diez minutos, pero Ella solo se había quedado unos pocos. Su rostro demacrado se retorcía de ira y desesperación. —Ella... si te atreves a hacerles daño a mis hijos... ¡te perseguiré incluso como fantasma!
Tres días después, la noticia se difundió en todos los principales medios. Brianna, la ex Sra. Davis del Grupo Davis, había confesado un nuevo delito durante su juicio: envenenar a Isabella.