William apretó la mandíbula, forzándose a mantener la compostura. El tono de la mujer, la inclinación de su cabeza, incluso la forma en que hablaba... era inquietantemente similar a su cuñada. Si no supiera mejor, podría haberse dejado engañar.
«Ella es buena... demasiado buena», pensó sombríamente. ¡Pero ninguna actuación puede reemplazar a la verdadera Rain Lancaster!
Sanya, sentada tranquilamente a su lado, extendió la mano para acariciar la del impostor. —Entiendo lo difícil que debe ser esto para ti —dijo suavemente, aunque sus ojos traicionaron un destello de duda. William lo notó claramente. —Pero no estás sola. Te ayudaremos a superar esto.
William le lanzó una mirada furtiva a Sanya, admirando en silencio su habilidad para mantener la calma. «Ella está manejando esto mejor que yo», pensó. Pero internamente, su mente corría. Esta mujer podría engañar a algunos, pero no a nosotros. Pronto desenmascararemos esta farsa.