—Señor Yue, Su Majestad ha estado esperándolo.
Yan Zheyun inclinó su cabeza. —Este concubino agradece al Eunuco Jefe Cao por guiarme.
Esta mañana, había recibido otra citación para reunirse con el emperador en su estudio. Ayer, había pasado un día entero moliendo tinta al lado del emperador y haciendo las veces de pieza decorativa en el Pabellón Tianlu. Quizás el emperador se había sentido un poco culpable por hacer que este favorito supuestamente mimado estuviera a su disposición porque le había ofrecido a Yan Zheyun un asiento en un diván cercano después del almuerzo.
Habían comido juntos en una pequeña cámara lateral que había sido preparada precisamente para que Su Majestad tomara un rápido descanso de su trabajo para comer. Yan Zheyun no necesitaba ver la expresión asombrada del Eunuco Jefe Cao cuando le había indicado poner un lugar extra para saber que esto era sin precedentes.