Jillian y Maia intercambiaron algunas cartas más para confirmar la hora y el lugar y al final, ambas acordaron que no deberían ir a ciudades por el riesgo de ser avistados. La única alternativa era encontrarse en medio del bosque donde nadie los pillaría con las manos en la masa. Esto hacía que Jillian se sintiera un poco complicado. Nunca había esperado que un día, él, Jillian Lacrosa de todos las personas, tendría una reunión secreta con los bárbaros a espaldas de sus hombres. La vida estaba verdaderamente llena de acontecimientos sorprendentes.