—General, qué casualidad encontrarlo por aquí —Cyrus salió de la amplia espalda de Luan, quien era a quien Jillian había chocado anteriormente. Ambos vestían de manera similarmente formal, aunque anticuada, lo que los hacía destacar como un pulgar adolorido en medio de la zona en ruinas. Ahora que Jillian los miraba bien, los dos no parecían de la realeza, pero había algo en su aura que los diferenciaba de cualquier otro plebeyo. ¿Cómo es que Jillian solo lo había notado ahora? —Usted... —Cyrus lo examinó de arriba abajo e instantáneamente acertó con su suposición—. ¿Por casualidad, está aquí buscando al vidente?