```
Lu Yizhou no podía respirar, ni siquiera sentir el oxígeno a su alrededor. Todos sus sentidos estaban sintonizados con los hermosos lamentos que caían de los labios de Terra y el movimiento frenético de su mano, los dedos que entraban y salían de su humedad; la elegante columna de su garganta cuando echaba la cabeza hacia atrás cuando sus dedos daban en ese punto particular, sus cejas fruncidas, sus labios entreabiertos y un atisbo de lengua que asomaba entre las filas de dientes blancos. La tentadora línea de sudor que rodaba por su pecho. El rubor que se había extendido por sus mejillas, cuello y prácticamente todo su cuerpo, haciéndolo parecer un durazno maduro.