—¿Te he dicho ya lo increíble que eres? —Siroos atrajo a Cassandra hacia él, de vuelta a sus brazos. Sus manos la esposaron a su robusto cuerpo.
—Juntos construiremos nuestras tierras hasta alcanzar el pico de la prosperidad —Cassandra se deleitó en su toque mientras ambos observaban cómo las plantas se mecían bajo la luz plateada de la luna.
—¡Ahm! —Ambos fueron interrumpidos por la tos de Faris. Cassandra miró a su alrededor con una sonrisa comprensiva, pero Siroos lucía un ceño fruncido.
Faris y Aiko estaban detrás de ellos, mientras que el primero era tan descarado como siempre, la segunda tenía una sonrisa tímida. Parecían haber interrumpido un momento privado.
—Aiko quisiera tener una palabra, hermano. ¿No has acaparado a SIL lo suficiente? Dejanos hablar con ella también —Faris chasqueó la lengua.
—Ella es mi compañera; puedo acapararla todo lo que quiera —Siroos replicó.