—¿Así que quieres que confiemos en ti? Así como así, después de que tus acciones causaron tanto daño. No te voy a dejar salir de estos lazos —el pecho de Faris palpaba con el vínculo, intentando alcanzarla y tan solo tocar su rostro. Pero todo lo que podía ver era traición.
Aunque no podía percibir hostilidad o mentiras de ella, en el fondo entendía que decía la verdad. Había una inocencia aparente en ella que no podía ignorar. Había esperado tanto tiempo por ella y estaba finalmente a punto de hacer las paces con el hecho de que no iba a encontrarla y conformarse con Ara.
Pero la diosa tenía otros planes y ella irrumpió como una tormenta en su vida, destrozando la paz que había reunido, devastando su corazón en el proceso.
Incluso si pudiera perdonarla y luego aprendiera que su historia se basaba en la verdad, eso no borraría su implicación en el asesinato de Ara.
Se preguntaba si alguna vez podría perdonarla en el verdadero sentido de la palabra.