—Hazlo, ¿por qué no te alimentas de tus depravadas fantasías de una vez por todas? —Cassandra desafió, con las manos agarrando la reja, sus nudillos palideciendo hasta perder todo color.
Ella sabía que él no acabaría con su vida así como así. Se alimentaba del miedo y continuaría atormentándola hasta saciarse.
—¡Ah! Ni siquiera he rozado la superficie con las fantasías que tengo para ti. Una a la vez. —Kanyon la atrajo hacia él con un brillo maligno en sus ojos, haciéndola exhalara aliviada. Sus manos se dirigieron a sus descubiertos brazos, mientras frotaba la piel erizada por la piel de gallina.
Su mano con aquel anillo de piedra azul se movió y un portal comenzó a formarse, muy similar al que había creado cuando la secuestró. Agarrándola del brazo, Kanyon la tiró hacia dentro del anillo de fuego giratorio y ambos desaparecieron del lugar.