El viento susurraba suavemente entre los árboles, llevando consigo el suave aroma a lavanda y pino del jardín. Anne estaba parada en el porche del hogar acogedor de Heather y Emily.
Tomando una respiración profunda, Anne tocó a la puerta. Heather respondió casi inmediatamente, su rostro pálido, sus ojos cansados, como si el sueño la hubiera eludido durante muchas noches. Emily estaba a unos pies detrás de ella, su expresión era un reflejo de la de su madre, inquieta y perturbada. La tensión en el aire era palpable, espesa y no expresada.
—Anne —saludó Heather, su voz quebradiza pero acogedora—. Pasa, por favor.
Anne entró. Ryan entró corriendo y se sirvió unas galletas que estaban sobre la mesa.
—He estado pensando en lo que Emily me contó —comenzó Anne, su tono calmado pero urgente—. Sobre Jennifer, tu hermana, y Richard.