Capítulo 39: Pruebas
Intrigado por la historia del pabellón y las energías que comenzaban a despertar, Ian decidió hacer una pregunta que había rondado su mente desde hace tiempo.
—Tarek, ¿tienes algún conocimiento sobre si existen otros cultivadores en el universo? —preguntó, observando las antiguas estructuras del pabellón.
Tarek se tomó un momento para responder. Su rostro, aunque oscuro y envuelto en sombras, reflejaba una expresión de incertidumbre.
—Maestro, no tengo conocimiento directo de otros cultivadores más allá de la Tierra. Mi existencia ha estado atada a este mundo y sus energías. Sin embargo, el universo es vasto. Es probable que haya seres poderosos, cultivadores que han encontrado formas de sobrevivir y prosperar en otros lugares. Pero eso es solo una suposición.
Ian asintió, comprendiendo que el conocimiento de Tarek, aunque vasto, también tenía sus límites. Siguieron avanzando con cautela por el pabellón hasta llegar a una enorme puerta que bloqueaba su camino. La puerta, hecha de un material antiguo y brillante, estaba adornada con símbolos que parecían emanar un poder oculto.
—¿Qué es esto? —murmuró Ian, acercándose lentamente.
Tarek, observando las inscripciones en la puerta, se adelantó.
—Son palabras antiguas, maestro. Déjame descifrarlo.
Tras unos segundos de concentración, Tarek leyó en voz alta las inscripciones talladas en la puerta:
—"Si quieres ser el dueño de este lugar, pasa nuestras tres pruebas y todo lo que hay aquí será tuyo".
Ian frunció el ceño, sintiendo un leve estremecimiento recorrer su cuerpo. La puerta parecía emitir una energía desafiante, como si el antiguo cultivador que una vez habitó este lugar todavía estuviera presente, esperando a que alguien digno pasara las pruebas.
—Tres pruebas... —murmuró Ian—. Parece que este lugar está protegido por un reto. Si supero las pruebas, podré reclamar todo lo que aquí se esconde.
Tarek asintió, aunque su expresión reflejaba preocupación.
—Maestro, estas pruebas probablemente no serán simples. Este lugar perteneció a un poderoso cultivador, y las trampas y desafíos que haya dejado atrás seguramente no serán nada fáciles. Debemos prepararnos adecuadamente antes de avanzar.
Ian miró la puerta con determinación. Aunque el peligro era evidente, el premio potencial era demasiado grande como para ignorarlo.
—No hay marcha atrás —dijo Ian, con una sonrisa confiada—. Superaremos estas pruebas y reclamaremos este lugar.
Ian se colocó frente a la imponente puerta, su mirada fija en las antiguas inscripciones que anunciaban las pruebas. Sintió una mezcla de emoción y nerviosismo mientras daba un paso hacia adelante. Tarek lo acompañaba en silencio, listo para cualquier cosa que pudieran enfrentar.
La puerta, como si reconociera su intención, comenzó a abrirse lentamente. Un aire frío y denso emergió desde el otro lado, acompañado por una oscuridad espesa que parecía envolver el lugar. Ian avanzó sin vacilar, entrando en lo desconocido.
Al cruzar el umbral, el ambiente cambió por completo. El pabellón que había dejado atrás ya no se veía; en su lugar, un vasto campo rocoso se extendía hacia el horizonte. Sobre él, una niebla espesa y oscura flotaba, como si escondiera algo ominoso.
De repente, una voz profunda resonó en el aire, pareciendo provenir de todos lados a la vez:
—"Bienvenido a la primera prueba. Aquí, enfrentarás la oscuridad de tu propia alma. Para avanzar, deberás derrotar lo que habita en tus propias sombras."
Antes de que Ian pudiera procesar esas palabras, la niebla comenzó a moverse, formando siluetas que poco a poco tomaban forma. Con horror, Ian se dio cuenta de que las figuras que emergían eran versiones de sí mismo. Pero estas versiones eran diferentes: sus ojos brillaban con una malicia oscura, sus sonrisas eran crueles, y sus cuerpos parecían estar hechos de la propia oscuridad que los rodeaba.
—Esto no será fácil —murmuró Ian, preparándose para el combate.
Tarek, observando desde atrás, permanecía alerta, aunque sabía que esta prueba estaba destinada únicamente para su maestro. Los goblins y otros esclavos oscuros permanecían en las sombras, listos para intervenir si la situación se tornaba peligrosa.
—Estas sombras... —pensó Ian, observando sus réplicas—. Son parte de mí, una manifestación de mis miedos, debilidades y deseos ocultos.
Las sombras avanzaron sin previo aviso. La primera atacó con una velocidad asombrosa, lanzándose sobre Ian con un puñetazo envuelto en oscuridad. Ian apenas tuvo tiempo de esquivarlo. La fuerza del golpe fue tal que dejó una grieta en el suelo donde había estado momentos antes.
Ian respondió rápidamente, lanzando un golpe hacia la sombra más cercana. Sin embargo, cuando su puño impactó, atravesó la figura oscura como si fuera humo. La sombra se disolvió y reapareció detrás de él, lista para atacar de nuevo.
—No puedo luchar contra ellas como lo haría con un enemigo normal —se dio cuenta Ian, mientras esquivaba otro ataque—. Son intangibles, y parecen saber cada uno de mis movimientos.
Las sombras comenzaron a rodearlo, moviéndose en sincronía, como si estuvieran conectadas por una mente única. A medida que el círculo se cerraba, Ian recordó algo importante: no podía derrotar la oscuridad con fuerza bruta. La única manera de vencer a las sombras era enfrentar la fuente de su poder.
—Si son una parte de mí... entonces debo aceptar su existencia —murmuró Ian.
Cerró los ojos por un momento, calmando su respiración. En lugar de atacar, se concentró en aceptar sus propias debilidades y temores. Las sombras, al ver que Ian no reaccionaba de la manera que esperaban, comenzaron a vacilar. Su forma se volvió inestable, como si estuvieran perdiendo cohesión.
Cuando Ian abrió los ojos nuevamente, las sombras se detuvieron. A pesar de su expresión maliciosa, había un atisbo de duda en sus rostros.
—Ustedes son parte de mí —dijo Ian, con voz firme—. No los rechazo. Los acepto.
Con esas palabras, las sombras comenzaron a disolverse lentamente, su forma oscura desvaneciéndose en el aire. Ian, con una sensación de alivio, se dio cuenta de que había superado la primera prueba.
La voz profunda resonó nuevamente, aunque esta vez con un tono más neutral:
—"Has superado la oscuridad de tu alma. La primera prueba ha sido completada. Prepárate para lo que sigue."
El campo rocoso comenzó a desaparecer, y en su lugar, el pabellón volvió a formarse a su alrededor. Ian exhaló con alivio, sabiendo que lo que acababa de enfrentar no era solo una batalla física, sino también mental y emocional.
Tarek, que había estado observando en silencio, se acercó a su maestro.
—Bien hecho, maestro —dijo, con respeto—. No muchos podrían haber superado algo así.
Ian, aunque agotado, sonrió con confianza.
—Una prueba menos. Ahora, veamos qué nos espera en la segunda.
Tras superar la primera prueba, Ian se tomó un momento para recuperar el aliento. Sabía que el desafío apenas comenzaba, y que lo que venía probablemente sería aún más difícil. Frente a él, la gran puerta del pabellón se abrió una vez más, revelando una cámara completamente distinta a la anterior.
El nuevo espacio era un enorme salón circular, cuyas paredes estaban adornadas con antiguos símbolos y runas brillantes que emitían una luz tenue. En el centro del salón se encontraba una columna de piedra, y sobre ella, una esfera de cristal flotaba, irradiando una energía misteriosa.
La misma voz que había oído antes resonó una vez más:
—"La segunda prueba es una prueba de conocimiento. Para avanzar, deberás demostrar tu comprensión de la energía que fluye a través del universo y las leyes que lo rigen. Aquellos que no posean el entendimiento adecuado, serán consumidos por su propia ignorancia."
Ian frunció el ceño. Aunque había entrenado su cuerpo y había enfrentado todo tipo de peligros en combate, sabía que este tipo de prueba sería completamente diferente. La mente, más que la fuerza, sería la clave para superarla.
—Una prueba de conocimiento... —murmuró Ian, mirando la esfera de cristal.
Tarek, que permanecía junto a él, habló con cautela.
—Maestro, este tipo de prueba puede ser aún más peligrosa que la anterior. Si cometes un error, la energía contenida en esa esfera podría volverse en tu contra. Debes tener cuidado.
Ian asintió, sabiendo que no podía apresurarse. Dio un paso hacia la columna, observando de cerca la esfera de cristal. Dentro de ella, podía ver cómo flujos de energía se movían en patrones complejos, como si contuviera el propio flujo del universo.
De repente, las runas de las paredes comenzaron a brillar con más intensidad, y tres figuras de luz aparecieron ante Ian. Cada una de ellas representaba a un antiguo maestro del conocimiento, y uno de ellos habló:
—"Debes responder correctamente a nuestras preguntas para superar esta prueba. Si fallas, serás castigado por la misma energía que buscas dominar. Prepárate."
La primera figura, con una túnica dorada y una mirada severa, fue la primera en hablar:
—"Primera pregunta: ¿Cuál es la fuente de toda energía en el universo?"
Ian respiró profundamente, recordando todo lo que había aprendido hasta ahora. Sabía que en el infierno, la energía que usaban provenía de diversas fuentes: los núcleos, las almas y otros medios. Pero, en términos universales, había una respuesta más general.
—La fuente de toda energía en el universo es el caos primordial —respondió Ian—. Todo surge de él y a él regresa.
La figura dorada asintió, complacida.
—"Correcto."
La segunda figura, vestida con ropajes plateados, fue la siguiente en hablar:
—"Segunda pregunta: ¿Cómo se transforma la energía de un ser vivo en energía mágica utilizable?"
Ian había aprendido mucho de Tarek en los últimos días, así que esta pregunta no lo tomó por sorpresa. Sabía que la energía de los núcleos y las almas podía ser absorbida y transformada para potenciar hechizos y técnicas.
—A través de la conversión y el control del flujo de energía vital —respondió Ian—. Un ser vivo convierte su propia energía en magia mediante la manipulación de su flujo energético y su núcleo interior.
La figura plateada asintió también.
—"Correcto."
La tercera figura, cubierta con una capa negra, hizo la pregunta más difícil hasta ahora:
—"Tercera pregunta: ¿Cuál es el límite de la energía que un ser puede absorber y controlar?"
Ian frunció el ceño. Esta pregunta no tenía una respuesta simple. En el infierno, había visto seres que parecían no tener límite, capaces de absorber vastas cantidades de energía. Sin embargo, sabía que todo ser tenía un umbral, una capacidad que no podía ser superada sin consecuencias.
—El límite de la energía que un ser puede absorber y controlar depende de su propia capacidad espiritual y física —respondió Ian con confianza—. Si se sobrepasa ese límite, el cuerpo o el alma del ser se colapsan, llevándolo a la destrucción. Sin embargo, este límite puede expandirse mediante el entrenamiento, la evolución y el uso de métodos especiales.
La figura encapuchada permaneció en silencio por un momento, evaluando su respuesta. Entonces, inclinó ligeramente la cabeza en señal de aprobación.
—"Correcto. Has demostrado tu conocimiento y comprensión."
En ese momento, la esfera de cristal en el centro de la sala comenzó a brillar con una luz intensa, inundando el lugar con una energía cálida y poderosa. Las tres figuras desaparecieron lentamente, dejando solo el resplandor de la esfera.
—"Has superado la segunda prueba" —dijo la voz incorpórea que había hablado al inicio—. "Prepárate para la tercera y última prueba."
Ian, aunque aliviado por haber superado las preguntas, sabía que lo que venía sería aún más desafiante. Tarek, que había estado observando en silencio, se acercó a su lado.
—Maestro, estas pruebas están diseñadas para ponerte al límite. Debes estar preparado para lo que venga.
Ian asintió. Había pasado las primeras dos pruebas con éxito, pero sabía que la tercera sería la más peligrosa de todas.
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