Dora lo vio alejarse hacia el bosque. Ella corrió tras él, llamándolo por su nombre.
—¡Oberón, Oberón espera!
Él se detuvo para mirarla. No había ido tan lejos, así que ella pudo alcanzarlo.
—¿Hay algún problema? —Él arqueó una ceja cuando ella llegó a su encuentro.
Ella negó con la cabeza, —no, quería decirte algo.
—¿Y qué es?
—Madre me dijo la razón por la que no te contó que eras un Licano.
—¿Y?
—Es una historia incómoda —suspiró y negó con la cabeza.
—¿Qué dijo?
—Lo hizo para que Aegis creyera que eras un Alfa y te dejara en paz. Temía que si sabía que eras un Licano, él también te mataría.
Él arqueó una ceja, —eso no estuvo bien, ¿verdad?
—Supongo que no.
—He estado viviendo como un Alfa durante doscientos cincuenta años —rodó los ojos—, qué genial —dijo sarcásticamente.
—Eh, no hables así, lo hizo para protegerte —suspiró.
—Hm, supongo que sí, ahora revelar mi verdadero ser de Licano se está convirtiendo en una pesadilla —apretó los dientes.