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—¿Te resultó abrumador estar adentro? —preguntó Zayne en cuanto estuvieron a salvo de no tener a nadie alrededor.
—No. Una vez que dejé de pensar en las miradas, me adapté bien. Yo —Rosa comenzó, pero primero se giró hacia su madre que ya les daba la espalda—. Solo quería hablar de sentimientos. Si tan solo me dejas divagar por un momento. Temo que esta sea la única manera en que puedo decir lo que tengo en mente.
—Te he dicho que todavía estoy tratando de entenderlo todo. Eso de estar con alguien nunca estuvo en mis planes, pero estoy bastante segura de que no me gusta la idea de cuando no estás cerca. Todavía no me he convencido a mí misma de que somos iguales. Me pareces muy por encima de mí en mis ojos y a veces no es tan malo —dijo Rosa.
Ella había tenido momentos en los que le gustaba que un hombre como Zayne se preocupara por ella. Él la había ayudado sin esperar nada a cambio. Saber que un príncipe veía algo en ella encendió una nueva confianza.