—Oh. Creo que es mejor que me quede cerca de ti. Lamento haberte causado problemas al tener que cuidarme —dijo Rosa, ahora empezando a ver su unión como un problema para Zayne.
—Te pedí que te unieras a mí. Me preparé para ser molestado. Cuando lleguemos al próximo pueblo, podrás tener una habitación para ti misma. Habrá un campamento más grande para nosotros allí, pero no confío en tu rey. Puede que compre otra casa. ¿Qué? —Zayne preguntó al ver que Rosa no parecía complacida.
—¿No es una opción alquilar una casa por un corto tiempo? No es como si fueras a estar en este reino por mucho tiempo. Estás malgastando dinero. Lo siento. Ese no era mi lugar —dijo Rosa, tapándose la boca.
En ese momento había olvidado que ella era solo la criada de Zayne. ¿Qué derecho tenía ella de decirle algo sobre cómo gastaba su dinero?
Rosa se dio la vuelta para encontrar algo más que hacer. —Creo que hay mantas que necesito colgar.