—¿Boda en invierno, eh? —Liam miró la invitación azul claro en su mano una vez más, sus ojos grises deslizándose por la escritura plateada—. Le queda a Julia... Parece que se siente atraída por todo lo inusual.
Julia y Carla llevaban saliendo más de dos años y todos esperaban que fijaran la fecha tarde o temprano. Carla incluso dejó su puesto de empleada y se unió a la compañía de su novia para trabajar como guardaespaldas porque de esa manera, podía realmente aprovechar su verdadero potencial.
Con ambas siendo como eran, parecía que lo mejor que podían hacer era firmar los papeles en el Ayuntamiento y enviar a todos los que conocían un mensaje copiado y pegado "Por cierto, ¡nos casamos!".
¿Quién hubiera pensado que realmente tendrían una boda de verdad?