—¿Podría tener también una copa de vino? —dijo Rafael, rompiendo su silencio y manteniendo su acostumbrada actitud. Athena a menudo lo apodaba el "Príncipe Tsundere", aunque Hera no estaba familiarizada con el término. Athena explicó que se referían a individuos que frecuentemente tienen un temperamento fuerte y emocionalmente errático: a veces fríos e irritables, y sin embargo, capaces de amabilidad y calidez hacia aquellos a quienes se sienten atraídos.
Athena mencionó que Rafael exhibía estas características hacia la protagonista femenina original en la novela: podía ser irritantemente arrogante y parecer un patán, pero también albergaba un lado sorprendentemente tierno. Le resultaba difícil permanecer enfadado por mucho tiempo, a menudo mostrando un abrumador sentido de protección hacia sus seres queridos, sin ser consciente de las posibles consecuencias negativas que esto podría conllevar.