—Marianne… —llamó mi nombre y finalmente volví en mí. Lentamente lo miré con mi rostro enrojecido por la vergüenza.
—Casio medio mordió su labio mientras me miraba. Estaba tan excitada y sabía que él también. Él quería ser uno conmigo. Todo estaba escrito en su rostro y decir que no lo deseaba sería una mentira. La forma en que me había tocado allí, todavía sentía su ardiente aliento allí. Mis latidos casi se detuvieron cuando usó su lengua para tocarme allí.
—Su rostro parecía querer preguntarme si podía usar su monstruo allí y finalmente ser uno conmigo o no, pero antes de que pudiera hacerlo, ya había asentido con la cabeza y miré hacia abajo mientras me ruborizaba de vergüenza. No podía creer que no había esperado siquiera a que me lo pidiera y ya había asentido como un pervertido antes de eso.
—Pero luego vi sus ojos volverse serios y me miró con culpa mientras toda la lujuria abandonaba su cuerpo.